Llevas más de dos décadas pintándote los labios y aún se te da peor que jugar al baloncesto. Sí, conoces algún truco para que el color persista durante horas. Tu solución consiste en no pronunciar palabra y aguantarte la sed. De esta forma, ni te chupas el labial ni entras en contacto con el vaso, dejándote medio pintalabios por el camino. Si pensabas que adelgazar dos tallas en una semana era misión imposible, aquí tienes un reto poco menos que milagroso.
Y es que, por un lado, sabemos que permanecer con la boca cerrada no es lo tuyo. ¡Si te empeñas en dar tu opinión por todo! Por el otro, eres un ser humano y, como tal, necesitas beber. ¿O prefieres deshidratarte para mantener eternamente esa boca fucsia? Que sí, que combina muy bien con tus ojos, pero no es recomendable que te tomes la frase «antes muerta que sencilla» de manera literal.
Como velamos por tu salud, descubrimos a continuación las claves para que el pintalabios no se vaya ni con agua caliente, como tu vecina cuando llama a tu puerta para pedirte un poco de sal. Estos trucos no resultarán efectivos si antes no preparas la zona adecuadamente. Si tus labios tienen más surcos que la carretera que conduce al pueblo de tu padre, difícilmente podrás unificar el maquillaje. Esas pieles y esa superficie reseca no son buenas compañías para tus propósitos.
Resulta necesario que tus labios estén hidratados adecuadamente antes de ponerte en marcha. Para ello, aplica un exfoliante que mande a su casa a las células muertas. Esos pellejos atentan contra la permanencia del labial, especialmente en invierno. ¡Ah! No te olvides de la vaselina antes de irte a dormir. Con este sencillo paso conseguirás sanear esta parte tan llamativa de tu cara, favoreciendo esa durabilidad que persigues.
¿Ya has logrado la suavidad de la que te hablamos? Pues es momento de pasar a la acción. Apunta estos trucos:
El producto se adherirá mejor si comienzas poniendo en práctica este punto. Si olvidas este paso, los demás no surtirán el mismo efecto.
Elige un lápiz del mismo color que tu pintalabios, marca el contorno y mézclalo con el labial. No mancharás la taza de tu infusión. Incluso puedes sustituir tu barra por el delineador directamente.
No la deslices sobre la superficie como lo has hecho hasta ahora. Presiona cuidadosamente y ayúdate de las yemas de los dedos, o incluso de un pincel, para extender la cantidad. Lograrás uniformidad.
El consejo de la abuela. Eliminar los brillos y el exceso del ingrediente resulta indispensable para multiplicar la duración. Retirando este sobrante, secarás y afianzarás el color, convirtiéndolo poco menos que en imperecedero.
La primera sirve para fijar el color deseado; la segunda, para darle más intensidad. Dependerá del tono. Si apuestas por un marrón clarito, puedes incluso sumar otra tercera capa; si prefieres el rojo chorizo, con dos vas que chutas.
El toque final. Alcanzarás un acabado profesional. Eso sí, ten en cuenta que emplear productos de buena calidad supone un punto a favor en nuestra tarea.
Aplicando estos trucos, se acabaron esas idas y venidas al cuarto de baño para retocarte. Ya no tendrás que retomar el hilo en cada conversación, dispondrás de más espacio en tu bolso y podrás beber lo que se te antoje.
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