Para conseguirlo, debes aplicar ciertas medidas. Algunas ya las conoces: usar menos el coche, gastar menos electricidad y reciclar, entre otras. Pero hay otros aspectos que seguro que no has tenido en cuenta. ¿Qué hacer con la ropa?
¿A qué no sabes cómo se ha fabricado ese jersey que llevas? Pues seguramente las condiciones han sido negativas para el planeta. Aparte de eso, uno de los principales problemas es que compramos demasiada ropa y complementos, cuando quizá deberíamos hacer que nos duren más.
Adquirir y cuidar ropa de mejor calidad ayudará a reducir nuestro impacto medioambiental con el vestuario. ¿Cómo hacerlo?
Cada vez que lavamos la ropa gastamos electricidad y muchísima agua. También le estamos dando una paliza al tejido. Sí, en serio. El lavado pone a prueba la resistencia de las fibras, que se rompen y se desprenden.
En el caso de los tejidos sintéticos, con cada lavado vertemos por el desagüe más de 700 000 microfibras sintéticas no biodegradables. Son microplásticos que llegan a ríos y mares y que vuelven a nosotros, ¡en la alimentación! Eso sí que es comida basura.
La prevención es imprescindible en el cuidado de la ropa y el medio ambiente. Es conveniente que la lavadora sea de alta eficiencia energética. Es algo más cara, pero la inversión se compensa en pocos meses.
Respecto a la ropa, compra la que sea de fibras naturales biodegradables, como algodón y lino. Procura comprar ropa de mejor calidad, de tejidos más resistentes y, a ser posible, de producción ecológica. Ya sabemos que nos gusta mucho comprar ropa barata, pero no conviene.
Por último, lavar las prendas con menor frecuencia evitará el desgaste y la pérdida de color. Lávala solo cuando esté sucia de verdad, no por costumbre después de un único uso. Ya que te pones, planifica media carga.
Teñirse con colores atrevidos está de moda. Pero para tener la cabeza verde también puedes fijarte en tu manera de consumir recursos y desechar los residuos. En el caso de hacer la colada, para ser verde y cuidar la ropa te recomendamos:
– Separa las prendas. Procura lavar a la vez un tipo de ropa. Clasifica según uso, según tejidos o según la delicadeza.
– Usa agua fría. La suciedad se elimina igual de bien, el tejido sufre menos y ahorras electricidad.
– Trata las manchas difíciles con antelación. Si algún lamparón necesita limpieza especial, pon la prenda aparte en remojo con un quitamanchas ecológico.
– Utiliza detergentes naturales. Los jabones ecológicos se elaboran con sustancias menos agresivas para el medio ambiente y para los tejidos. También existen soluciones eficaces que ya usaban nuestras abuelas y que la modernidad nos ha hecho olvidar. Ahí tienes el bicarbonato de sodio, el jugo de limón o el vinagre blanco y de manzana, por ejemplo.
Seca al aire y guarda las prendas con mimo. Ahuyenta las polillas con repelentes naturales como la lavanda, mondas secas de cítricos o aceite de cedro. ¡Ay, si tu abuela te viera!
Cuando la ropa llega a su final, reutilízala. Puedes hacer divertidos estampados y trapos de cocina. Por último, recíclala. Con ella se fabrican nuevos tejidos y cuerdas.