Ya has volado en parapente, te has lanzado al vacío en paracaídas, te has tatuado la espalda entera y subes andando hasta el quinto piso en lugar de en ascensor. A ti, que lo pruebas todo, te decimos: «¿Ya tienes cita para la peluquería?» De acuerdo, necesitas más información sobre la dichosa taninoplastia, ¿verdad? ¡Allá vamos!
El tanino es una sustancia vegetal que podemos hallar en el castaño, en la piel de las uvas o en el roble. ¿Qué tiene de particular? Pues que es un antioxidante y conservante de origen natural con propiedades cicatrizantes y antinflamatorias. Estas virtudes le hacen poseedor de un don: el de rejuvenecer tu pelo. Una pena que no pueda hace lo mismo con nuestras patas de gallo…
Este ingrediente penetra hasta el fondo de cada pelo, regenerándolo al completo y sin dañarlo. Este viaje en el tiempo de tu cabello lo reconforta y lo rellena de fibra. El antes de tu melena podría ilustrarse con Popeye y el emoticono de la boca hacia abajo; y el después, con el marino engullendo espinacas e inhalando el humo de su pipa. La peluquera se encuentra con un pelo más encrespado que las montañas de Sierra Morena y te despide con un alisado más perfecto que tu primer novio.
Probablemente estés pensando: «¡Eso ya me lo hago yo en mi casa con las planchas!» ¡Error! Ese comentario es más equivocado que el que escribiste en tu primer tuit hace un lustro. Para aplicarlo con garantías necesitas champú libre de sulfatos, acomodarlo en cada mechón y proceder a su planchado, antes de aplicar la mascarilla correspondiente y emplear el secador. Si cada vez que haces repostería te saltas un paso, ¿cómo vas a sacar del horno esta vez una melena perfecta?
¿Y quién es el receptor ideal de este tratamiento? Ya lo hemos adelantado: el pelo encrespado. Pero también resulta idóneo para el deshidratado, el sensible o incluso para el que pide una dosis de brillo. Es decir, la taninoplastia es como una camiseta de talla única, como una llave universal o como el chocolate, que recibe el beneplácito de todo quisqui.
Por supuesto, no se trata de un alisado normal. Sí, ese que se te fastidia al salir de la peluquería mientras llueve a raudales. Esta vez, tu cabello podrá dar la bienvenida a la humedad del invierno sin miedo a despeinarse. También se llevará bien con el agua del mar y con el cloro de la piscina de tu barrio. Y es que, el efecto se prolongará por espacio de unos tres o cuatro meses. ¡Tranquilidad! La solución pasa por acudir de nuevo a la peluquería a darle un retoque a tu nueva melena.
Si quieres tener, por fin, un pelo de anuncio, apunta esta técnica como tu nueva obsesión (después de tu anterior reto: raparte la cabeza). Conseguirás una melena para presumir en las redes sociales, una cabellera digna de acariciar antes de la siesta. ¡Brillarás más que Penélope en los Óscar!
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