La cama es el sitio en el que resolvemos numerosos problemas que nos quitan el sueño. Por un lado, las riñas de pareja encuentran la paz entre las sábanas. Por otro, tu almohada ejerce de confidente cada vez que reflexionas sobre si ese trabajo te conviene o no. Y en tercer lugar, el colchón se pone el chándal y se convierte en tu entrenador personal.
No, no es una alucinación. Esa estrecha litera en la que te despiertas cada mañana te ayuda a adelgazar. Tal y como lo estás leyendo. Eso sí, siempre y cuando tu cuenta no se detenga más allá de la oveja 107. Es decir, si descansas como un bebé, acabarás luciendo esa cinturita con la que sueñas. ¿Que padeces insomnio? El quiosquero de tu barrio hará el agosto contigo.
Investigadores de la Universidad de Michigan demostraron la relación entre el reposo y consumir alimentos repletos de grasas saturadas. Para ello, emprendieron un estudio con 235 personas cuyos trabajos resultaban especialmente agobiantes. Percibieron cómo el estrés generaba pensamientos negativos en los participantes.
Este malestar les conducía inevitablemente al desvelo. Y, efectivamente, la vigilia tiene por costumbre pedir a gritos un atracón a las tres de la mañana. Y no un festín a yogures naturales, no. Un banquete con sus sobras de macarrones con carne y sus calamares con mayonesa. Que no falte el pan, por supuesto. Y todo acompañado con su correspondiente refresco de cola.
Esta investigación demostró, además, que estas personas con profundas ojeras se prodigaban habitualmente en establecimientos de comida rápida. Y es que, según los científicos, la ansiedad que produce dormir mal nos abre el apetito más de lo normal y tendemos a comer compulsivamente. Todo se escapa de nuestro control. Y oye, no somos visionarios, pero si sientes angustia y nerviosismo frente a la pizzería de tu barrio, acabarás pidiéndote doble triángulo de atún y jamón. Estás avisado.
Y, entonces, la bola de nieve resultará imparable. El siguiente paso será relatar de memoria el nombre y los apellidos de todos los repartidores que te llevan el pedido cada día de la semana. ¿Y era tu hermano el que se hacía el lumbreras por repetir de carrerilla cada titular del Real Madrid de los 90? Ay, principiante…
Tienes un problema, de eso no hay duda. El estrés resulta demoledor. Aunque en este caso, la investigación de esta universidad demostró que puedes dejar de sentir ansia por los alimentos basura, pese a permanecer en estado de tensión. En este sentido, los voluntarios que durmieron más y mejor el día anterior a la prueba seguían estresados (en un nivel mucho menos elevado que de costumbre, eso sí), pero ingirieron un menú saludable.
La explicación se encuentra en las bondades del sueño. Descansar de manera correcta nos aporta la energía óptima para sobrevivir a las obligaciones diarias. Por eso, los trabajadores sometidos a estudio que durmieron como troncos resolvieron con eficacia cada inconveniente. No sintieron la tentación de engullir una grasienta hamburguesa y sortearon el estrés.
Así que, si por fin estás decidido a abandonar la comida basura por una dieta sana, duerme más. Tan sencillo como eso. Te sentirás mucho más ligero, más motivado y de paso, aliviarás el dichoso estrés. ¿Existe una receta más natural para perder esos kilos que has ganado últimamente engullendo patatas fritas después de cenar? Seguro que no.
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