La cuestión es que llevó un papel con el tipo de letra que quería el tatuaje y el tatuador hizo caso a lo que ponía en él. Una vez que acaba, se dio cuenta que había escrito mal el nombre de hijo, en vez de Kevin había puesto Kelvin.
Cambiarlo e incluso borrarlo costaba demasiado, por lo que tuvo la increíble idea de cambiarle el nombre en la vida real a su pequeño… ¿Qué te parece?