Bien sea por tu lenguaje corporal o bien porque lo ves todo de color de rosa, es más que probable que la canción «Me estoy enamorando de ti» de Raphael se haya convertido en la banda sonora de tu vida. Pero ¿te gustaría saber si te estás enamorando de verdad? ¿Cómo podrías reconocer que has sido la diana de un flechazo de Cupido? Te lo explicamos a continuación.
Somos yonquis del amor. Desde que nacemos buscamos continuamente el amor de nuestra madre primero y posteriormente de nuestra posible pareja. Para saber si te estás enamorando, debes analizar los siguientes comportamientos:
– La otra persona te parece un ser de otro mundo. Jamás habías conocido, o no te habías molestado en hacerlo, a nadie como él/ella. Todo lo que hace te parece perfecto y piensas que es la media naranja que llevabas años buscando.
– Una de dopamina para la 3, por favor. Si hay algún obstáculo para que la pareja se convierta en una realidad, tu cerebro generará dopamina. Además, si esa persona comienza a tontear contigo, generarás más dopamina todavía, por lo que tu interés seguirá creciendo día a día.
– No buscas solo sexo. No es que no te atraiga en ese sentido, es que deseas también formar parte de su vida y compartir otros momentos más cotidianos como tomar café, ir al cine o salir a comer.
– Ves su cara en todas partes. Estás mirando el móvil o en clase y no dejas de ver su cara por todas partes. Este síntoma es definitivo y suele ser irreversible.
– Quizá no estés a su altura. Su presunta perfección, que solo ves tú, puede jugarte malas pasadas y es aquí donde comienza el desequilibrio. Ya no te ves como pareja, sino casi como un estorbo.
– Sufres alteraciones en el sueño, mejoras tu dieta y quieres cambiar de imagen. Tu cerebro no deja de pensar en esa persona y ya no sabes cómo conseguir llamar su atención. Esto provoca insomnio, que te quieras desprender de esos kilos de más y que quieras ofrecer una imagen distinta. Estos 2 últimos síntomas te vendrán bien, cambiar tu personalidad para convertirte en quien no eres, no tanto.
– Quieres ser la única persona en su vida. Está claro. Tu único deseo es convertir tu existencia en un camino junto a tu enamorado/a. Buscas la unión eterna y que nada, ni nadie, os pueda separar bajo ningún concepto.
Como se suele decir, «me he encontrado con mi peor enemigo y le he deseado que se enamore muchas veces». De todo lo anterior a odiar el día de los enamorados solo hay un pequeño paso. No olvides que el principio de la relación es siempre idílico, pero que luego llega la cruda realidad.
Aun así, si tienes todos los síntomas anteriores y tienes a esa persona que es objeto de tu amor, no te lo pienses demasiado, ¡disfruta el momento! Estar en ese estado psicológico hará que tu vida sea más llevadera. No caigas en los celos y tampoco sufras demasiado. Aprovecha cada minuto con la otra persona y no dudes en aprender a que parezca que estás escuchando cuando solo estás dejándote llevar por su belleza, por sus ojos y por sus gestos. El resto vendrá o no, pero absolutamente nadie podrá quitarse esa sonrisa sincera de la cara cada vez que le ves. ¡Enamórate y tu vida se llenará de color y de alegría!
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