Cuando escuchas aquello de «tengo una buena y una mala noticia», se te cae el mundo al suelo. En estos casos, la buena suele ser un mero parche. Es lo que ocurre, por ejemplo, con la irrupción del verano. Se levanta el telón piscinero, sí. Perfecto, puedes lucir esas curvas de escándalo (tu trabajito te ha costado privarte de los helados de chocolate para llegar a tiempo a la insufrible operación bikini). Por fin podrás broncearte de lo lindo, ¿pero a qué precio?
En realidad, por un lado, tu piel estará en su punto, pero ¿y tu pelo? ¿De qué te ha servido ese pastizal empleado en los cientos de potingues para regenerar tus puntas? Cuando cantes aquello de «al final del verano» (a todos nos ha marcado Verano Azul) tu tarjeta de crédito volverá a temblar del gasto en sesiones de peluquería. Si quieres evitar la larga espera en esa cola de melenas verdes, atiende a estos consejos.
A ver, siempre puedes bañarte con uno de esos gorros de neopreno. Eso sí, estirará tanto tus ojos que te sentirás en la consulta del cirujano. Aun así, no podrás impedir que el agua se cuele por tus orejas. ¡Tu gozo en un pozo!
Un buen consejo antes de llevar por la mala vida a tu pelo es aplicarte un champú especial para nadadoras. Eliminará la acumulación de cobre y ayudará a mantener tu rubio platino. Además, puedes masajearte el cabello antes de tirarte del trampolín con uno de esos acondicionadores que no necesitan enjuague. De esta forma, las sustancias nocivas del cloro no penetrarán en tu melena.
Esto es así: si no te pones protección, tendrás un regalito. Y no a los nueve meses, sino en menos de lo que canta un gallo. Un pelo claro se vuelve de ese color verdoso cuando el cobre de las tuberías de la piscina reacciona con el cloro. Además, no nos engañemos, ese tono no está llamado precisamente a crear tendencia. Eso no lo arregla ni una poción mágica que mezcle todos los filtros de Instagram posibles.
¿Que no logras frenar el mal? Siempre hay salidas. Seguramente hayas escuchado a alguna de tus amigas que el kétchup viene bien para esos reflejos fosforitos. Es obvio que tú prefieres reservarlo para tu maxihamburguesa con doble de queso de los sábados, ¿no es cierto? Pero claro, tampoco quieres rociártelo por la cabeza para que venga detrás tu perro a lamértela entera…
En ese caso, la mejor opción es una mascarilla casera preparada con dos aspirinas, agua destilada y medio limón. Hay quien también se aplica bicarbonato de sodio e incluso una buena dosis de vinagre de manzana. Además, debes tener en cuenta otros aspectos. Por ejemplo, enjuagarte bien el pelo antes y después de salir de la piscina. Y, por supuesto, llevar tu melena rubia recogida en lugar de suelta. Se trata de pequeños detalles capaces de evitar males mayores. ¡Ponlos en práctica desde el principio!
Ya lo ves. A veces, el remedio del problema resulta más sencillo de lo que crees. Con estas simples recomendaciones, dejarás KO a uno de tus enemigos veraniegos, el cloro. Y tu melena lucirá tan bonita y tan clara como en primavera. Ya estás tardando en coger la toalla para darte el primer chapuzón. Lo tienes todo: un cuerpo moldeado, una piel bronceada y una melena más que radiante. ¡Feliz verano!
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