La señora rompió una mesa dado que se le cayó la maleta en una pata y la destrozó. Bajó a recepción y pidió disculpas. Además, afirmó que sería ella misma quién la arreglaría. Se fue a una ferretería y compró clavos para ajustar el mueble.
La cuestión es que los clavos sobresalen y el propietario, Isidro Montalvo, no está contento con el resultado, por lo que le ha reclamado el dinero. Además, le confesó que su actitud en recepción no fue la adecuada, los empleados afirmaron que fue muy agresiva, cuando era mentira en realidad.
La atrevida, casi en blanco, se dio cuenta que se trataba de una bromita. Menos mal que se lo ha tomado bien.
¡Escucha aquí la bromita!