Un atrevido nos ha contado que, como se llama Aitor, cuando era pequeño le llamaban de todo, desde «Hay tortilla«, hasta «Hay tormenta» y miles de motes parecidos a los anteriormente mencionados. Por otro lado, a un oyente le llamaban «Chupa sartenes«, porque siempre pasaba la lengua por las sartenes una vez que se enfriaban.