Si es tu caso y ya estás pensando qué harás el próximo mes con tal de no quedarte en casa, sigue leyendo, que te proponemos algunos planes otoñales que te van a encantar para no aburrirte en el plan de octubre (o sí, pero al menos no aburrirte en tu casa, que es mucho peor).
Caminar por la montaña, alquilar una casa rural o irse a un hotel alpino. Todas ellas son alternativas a quedarse en casa en el próximo puente que nos brinda nuestro calendario laboral. Saca papel y boli.
Al igual que Madrid, Barcelona y Sevilla, estas dos también son ciudades españolas, lo que pasa es que están algo olvidadas. Pero esto tiene que dejar de ser un problema, porque son dos ciudades muy otoñales. ¿Por qué? Pues porque el clima fresco del invierno llega antes a estos lugares que a Valencia, y como ya estamos deseando estrenar las prendas de abrigo que nos hemos comprado en rebajas, la mejor opción es buscar un hotel bonito en uno de estos sitios y gozar de su inigualable gastronomía.
Si obviamos la costa, el resto es turismo rural. Sí, busca pueblecitos que estén rodeados de naturaleza, en los que los abueletes salen a la puerta de casa con sus sillas de madera a comentar las últimas tretas de El Secreto de Puente Viejo y venden pan del que sabe a pan en sus hornos. Cuenta los amigos que finalmente se apuntarán al plan y busca una casa en la que podáis asar carne y permanecer horas frente al fuego contándoos las mismas historias de siempre y jugando a juegos de mesa. ¿Acaso hay un plan mejor?
Si eres más de hotel, admítelo. Te gusta que te hagan la cama y el desayuno cuando estás de vacaciones, así que olvídate de la tienda de campaña. Estos hoteles ofrecen muchas actividades, aparte de unos menús deliciosos y unas vistas que son para quedarse a pintar una postal que llevarás a tus padres (esos que mientras tú te vas se quedan cuidando de tu perro o de tus niños).
Y es que somos animales de costumbres, y cuando decimos en verano, después de la semana más cara en Ibiza, que no volvemos a viajar en todo el año, no nos lo creemos ni nosotros mismos. De este modo, esperamos que llegue el próximo (y tan próximo) puente para buscar un sitio al que escapar de la rutina. Nos lo hemos ganado, ¿o no?
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