Ya está aquí el Día de los Enamorados. Si «la primavera la sangre altera», porque es la estación del amor, el 14 de febrero es su puerta. Es el telefonillo del repartidor del correo comercial de los corazones. Qué bonito. Da fuerte en la patata.
Pero ¿sabes por qué se celebra? Vamos a desvelarte el secreto.
Vale, se acerca el «día del amor». ¡Tranquilidad! No es como tu temible aniversario de boda, esa fecha que al acercarse te hace tragar saliva porque no sabes si era el 22 o el 12 de ¿abril? ¿Junio? Y como no lo anotaste en ningún sitio (y sigues sin hacerlo), año tras año te enfrentas al «tierra, trágame» por no haber preparado nada especial.
No, el Día de San Valentín no es así. Aquí no tienes excusa, porque el Día de los Enamorados es el Black Friday del amorcito. Allá donde mires, te encontrarás publicidad y promociones para regalos de enamorados. En los escaparates, en la tele y en tu bandeja de entrada, porque todas las tiendas a las que has comprado en Internet te van a bombardear. No te libras. ¡Alegra esa cara! Es una fecha menos que tienes que recordar.
Y también te lo recordarán en los blogs. Como nosotros aquí y ahora. Pero en este artículo no vamos a tratar de convencerte de regalar esto o aquello. Aquí vamos a contarte el secreto que hay tras el Día de San Valentín.
Esta celebración no tiene un origen realmente claro. Sí se conoce bastante bien su origen en el medievo y, sobre todo, la importancia que adquirió desde el siglo XIX. Pero todo se fundamenta en una leyenda poco clara referida a un tal San Valentín, sacerdote cristiano del siglo III.
En aquella época el Imperio romano seguía siendo pagano y los cristianos eran perseguidos. Existen varias historias sobre la vida y la muerte de san Valentín (o Valentines, porque hubo más de uno en aquella época). Pero la que nos interesa ahora mismo es la que lo relaciona con el Día de los Enamorados.
No está confirmado, pero, según se cuenta, el emperador Claudio II había prohibido a los jóvenes romanos casarse. Confiaba más en la fiereza de los soldados solteros que en la de los casados. Podría reclutar a los legionarios más fácilmente si no dejaban atrás una esposa y, además, serían más osados y capaces.
San Valentín no estaba de acuerdo y, tan valiente como temerario, ofició bodas clandestinas entre los cristianos. Fue apresado por orden del emperador y ejecutado un 14 de febrero.
Siglos después, esta historia dejó de lado la parte más sangrienta y se asoció a una celebración del amor romántico. Lo cierto es que, entre enero y febrero, algunas civilizaciones antiguas celebraban festejos y rituales de fertilidad, como las lupercales romanas. La Iglesia sustituyó la fiesta pagana por algo más mesurado y romántico. ¡Y así nos llegó!
Se suele bromar diciendo que este día es un invento de los grandes almacenes. Es falso… a medias. En realidad, en España nunca se había celebrado el Día de los Enamorados. Era una tradición de otros países.
Fue en los años 50 cuando los famosos almacenes Galerías Preciados, hoy ya desaparecidos, decidieron introducirlo para fomentar la venta de regalos. ¡Y premio! ¿Quién no querría demostrar su amor? ¿Quién se atrevería a no hacerlo?
Hoy el Día de San Valentín ha atravesado todas las fronteras y se celebra incluso en países que no tienen tradición cristiana. Tienes suerte de que sea tan popular, ¡así no se te puede olvidar demostrarle a tu pareja todo lo que la quieres! Es eso o casarse un 14 de febrero para no fallar nunca.
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