Para deducir cómo te sientes se basan en su propia fisonomía. Un perro puede tener una cara neutral, amenazante o feliz. Para comprobar tu estado de ánimo miran a tus ojos, tu expresión facial y tu postura. Rápidamente identifican estas señales y terminan por interpretarlas y por interactuar contigo.
Su visión divide tu rostro en tres zonas fundamentales. La combinación de estas, y el resto de tu cuerpo, le ofrecen un resultado inmediato. Esta facilidad de reconocimiento es, precisamente, la que utilizan al encontrarse con otros perros por la calle.
Además, tus ojos no pueden ocultar los sentimientos. Te miran a los ojos para poder observar cómo los mueves, hacia dónde los diriges y de qué forma te comportas. A esto ayuda que, al contrario que sucede con otros animales, tenemos una esclerótica de color blanco que permite ver mucho mejor hacia donde dirigimos la mirada.
En un estudio realizado por la universidad de Oxford se añadieron elementos como la voz para comprobar la reacción de los perros. Tu tono de voz es la confirmación definitiva de tus gestos, por lo que tu mascota no dudará en darte cariño, en jugar contigo o en hacer lo que sea necesario para que te sientas mejor.
Aunque el perro es una mascota desde hace más de 15.000 años, no deja de ser un animal que se ha ido domesticando a lo largo de los siglos. Proviene del lobo, que no dudó en ir amoldándose a los humanos para evolucionar. Tu mascota es heredera directa de estos animales y sigue manteniendo ese instinto especial en su interior.
Es más que probable que hayas notado que dependiendo de cómo te levantes, así actúa. Si vas con la cara descolgada y caminando despacio, te saludará y evitará molestarte. Si te despiertas con energía, recibirás lo mismo de tu perro. Es decir, no es solo un detector de emociones, también imita tu actitud y te da lo que necesitas en cada momento.
Esto confirma que los perros son de los pocos animales, exceptuando a los primates, que tienen la capacidad de interpretar tu lenguaje corporal, de forma acertada, y actuar en consecuencia. Su cerebro es emocional, por lo que es capaz de amoldarse con facilidad a tus sentimientos.
Aunque siga habiendo individuos que los maltraten, los perros no dejan de ser los fieles testigos de nuestra vida. Nos acompañan en todo lo que hacemos, en Portugal hasta pueden entrar en los restaurantes, y son nuestro mejor apoyo para afrontar cualquier tipo de problema.
Por todo lo antedicho, es más que probable que termines enamorado/a de tu perro, ya que es el único ser vivo, exceptuando a tu madre, que dará todo de sí mismo para que seas feliz y para que superes los baches emocionales en los que puedas haber caído.
Así que ya sabes, cuando termines de leer este artículo ve a comprar su comida favorita y dale un gran abrazo. Seguro que se volverá loco de alegría y que te agradecerá con una larga serie de lametones tu gesto. Cuida a tu perro, confía en él y obtendrás como respuesta su amor incondicional. ¿Se le puede pedir más a estos benditos animales?
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