Nos pasamos la vida lamentándonos. Que si el trabajo que tenía antes era mejor, que si en aquel barrio de las afueras sí que vivíamos bien, que si no tendría que haber vendido el coche, que no sé por qué dejé a Pablo si éramos bastante felices…
Pero, a ver, si esas cosas quedaron en el pasado, es por algo. Dejemos de recordar con la nostalgia y la melancolía de algunas canciones. Realmente, Pablo y tú os aburríais como auténticas ostras. No le gustaba salir ni a la puerta de casa, y la última vez que os reísteis juntos data, aproximadamente, de 1996.
Es sencillo y pensarás que no te estamos descubriendo nada nuevo. Pero es que recrearte en esa caja de fotos mientras lloras y abrazas a tu almohada tampoco lo es. Parece, más bien, triste. Así que deja de lamentarte. Nosotros te contamos cómo conseguirlo:
No hace falta que te conviertas en un egocéntrico al que no le duele en absoluto lo que pase a su alrededor. Céntrate en esas cosas que a ti, y solo a ti, te hacen feliz. Ya está bien de tratar de agradar a los demás mientras tú te amargas la existencia. Solo de este modo sabrás por qué estás ahora mismo así. ¿Lo mejor? Que podrás cambiarlo para bien.
Este consejo resulta más viejo que el campanario de tu pueblo, pero es muy sabio. Muchas veces no se avanza por los rencores que guardamos en nuestro interior. Pensamos siempre en el daño que nos han hecho y agonizamos por no haber sido capaces de afrontarlo.
Pero eso no sirve ya para nada. Si nos estancamos, no avanzamos. Así que, perdona a esas personas en tu interior. Notarás que, de repente, viajas con menos equipaje y puedes ser feliz con una vida totalmente plena. Esto es muy intenso, pero ya nos lo contarás cuando lo experimentes.
Esto te lo repite a diario tu madre, que el tiempo lo pone todo en su lugar y que, si sabes esperar, las cosas buenas te van a llegar. Eso es así, resulta bonito guardar los recuerdos en el interior y sonreír. Ahora bien, te avisamos: hacerlo hasta el final de tus días por los recuerdos sin atreverte a vivir una nueva vida supone un error enorme.
Entonces, deja lo bonito en tu interior y sal. Seguro que puedes ir acumulando vivencias positivas nuevas en tu haber. ¡Y de eso nunca se está suficientemente lleno!
Así de sencillo. Esto no merece más explicación. Piensa en algo: que todo te resbale como si fueras una pastilla de jabón, de esas con las que tu abuela quitaba tus manchas de helado. Si alguien te insulta o te trata mal sin ningún motivo, huye sin mirar atrás. Bórralo de tu recuerdo. Olvida rápidamente, que no merece la pena ocupar un espacio de tu memoria con cosas negativas.
Seguro que estás leyendo todo esto pensando en que no es para ti, que tus recuerdos deben permanecer en el sitio que están y que, oye, cada uno hace lo que quiere. Y nos parece muy bien, pero sal a la calle, vive, y olvida lo que no merece la pena. Haznos caso, deja espacio libre en tu disco duro de recuerdos para todas las cosas bonitas que te quedan por vivir. ¡Palabra de Amaia Montero!
También te va a interesar:
© Sociedad Española de Radio Difusión, S.L.U.
© Sociedad Española de Radiodifusión realiza una reserva expresa de las reproducciones y usos de las obras y otras prestaciones accesibles desde este sitio web a medios de lectura mecánica u otros medios que resulten adecuados a tal fin de conformidad con el artículo 67.3 del Real Decreto-ley 24/2021, de 2 de noviembre.