Hermano mayor, pequeño, mediano ¿cómo afecta el orden de nacimiento a tu personalidad?

Redacción Cadena Dial

«Hijo único tenías que ser». ¿Cuántas veces has escuchado esta frase cuando tienes algún comportamiento egoísta? Ya sea porque por narices haya que ver la película que tú quieres o porque hoy se come cocido como que te llamas Ramón Pérez Pérez. ¿Es cierto que no tener hermanos te hace codicioso e interesado? ¿Eres un malcriado y un poco rarito?

Resolveremos tus dudas a continuación. Ahora, lo que es evidente es que tu orden de nacimiento determina parte de tu personalidad y también de tus talentos. Palabra científica.

Tema de estudio desde los años veinte

En la segunda década del pasado siglo España contemplaba el primer vuelo en autogiro de Juan de la Cierva y conocía las greguerías de Gómez de la Serna. Fue la época en la que se descubrió la penicilina y en la que se celebró la primera gala de los Óscar. Todo muy cultural y erudito, como ves.

El nombre del causante

Los que hoy llamaríamos empollones tomaron la palabra en asuntos trascendentales. Otros temas boyantes abordados por los más sabios en aquel entonces no resultaban tan esenciales. Eso sí, cuanto menos, concitaban interés. Una curiosidad que permanece en la era de Internet, la inteligencia artificial y la cocina de autor. De hecho, los locos años veinte también fueron el escenario elegido para investigar si nuestra personalidad y nuestra mente guardan relación con el orden de nacimiento en nuestra familia.

El causante de esta investigación fue Alfred Adler. Probablemente, te suene a chino, pero si te decimos que estamos hablando de un colega de Sigmund Freud, la cosa cambia, ¿verdad? Fue el precursor de un tipo de estudios que nunca ha cesado. Las infinitas exploraciones que se han desarrollado al respecto comparten similitudes. Por eso, debes conocer los rasgos del hermano mayor, el pequeño, el mediano y los hijos únicos según estas teorías.

¿Cuál de ellos eres?

El hijo mayor

Atendiendo a estos estudios, si eres primogénito seguramente te postulaste como delegado de clase. Tu madera de líder te caracteriza. Puede que seas algo mandón, pero también cariñoso, pues en más de una ocasión tuviste que cuidar de tus hermanos. Eso te hace más responsable y constante, al igual que a la mayoría de los ganadores del Nobel (gran parte de ellos nació en primer lugar). Curioso, ¿verdad?

El hijo mediano

Tu hermano mayor es tu espejo. Lo admiras, pero también compites con él. Te marcas objetivos en ocasiones inalcanzables, lo que te desanima muchas veces, pero, a la vez, te hace más resistente. ¡La letra con sangre entra! Todo esto facilita que seas más independiente. Además, destaca tu desarrollo emocional. Te llevas bien con todo el mundo. Eres el alma de la fiesta.

El hijo pequeño

Mimado y repelente. ¿Es eso cierto? Pues Adler no lo tiene demasiado en cuenta. Sí que destaca que el más joven de la familia recibe más atención, pero eso le convierte en más dependiente. Según el experto, el hijo pequeño es más despreocupado, aventurero y arriesgado. De hecho, las personas nacidas en último lugar son más propensas a practicar deportes peligrosos. Vamos, que para ti lanzarte desde un puente supone la misma amenaza que freír un huevo.

El hijo único

Es perfeccionista y con capacidades para conseguir lo que desea. El egocentrismo está presente en él, aunque como ha estado sobreprotegido, ejerce la misma atención sobre los demás. Es decir, en realidad, ni está tan solo ni es tan egoísta.

¿Te reconoces en esta distribución o te pasa lo mismo que cuando lees tu horóscopo del día diciéndote que te tocarán los millones? Sea como fuere, recuerda que independientemente de las características de los primogénitos o los benjamines, todos somos únicos.

 

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