Todo lo bueno tiene una parte mala. La de ir de viaje es, sin duda, hacer el equipaje. Solo con leerlo te dan ganas de resoplar, temiendo aquella frase que repites cada vez que el avión está a punto de despegar: «Sé que se me olvida algo, pero no sé el qué«.
Te lo curras durante unas horas, repasando cada elemento que necesitarás para cada excursión. Incluso les dices a tus hijos que se suban a la maleta para poder cerrarla, porque has metido ropa como para tres meses. Pero nada, da igual lo que hagas. Llámalo destino, mala pata o el karma, que te la está devolviendo por aquella vez en la que deseaste una buena gripe al compañero más pesado de la oficina.
No falla. No tenemos que echar mano ni de estadísticas, ni de estudios farragosos de la comunidad científica. Estos son los diez elementos que solemos dejar arrinconados en casa al emprender el ansiado periplo vacacional. Objetos que acabamos echando de menos tanto como a aquel primer amor que tuvimos que vivir en la distancia.
Tu teléfono no es nada sin él, igual que tú sin tu primer café de la mañana. Ves tu vida pasar frente a tus ojos cuando, a punto de embarcar, recuerdas que te lo has dejado en la mesilla.
Por supuesto que tienes tu predilecta. Eso sí, cuando descubres que allí ha quedado, dobladita en su estante, te das cuenta de que te valdría cualquiera.
Lo de ser previsor no es lo tuyo. ¿Qué hay del taxi que tendrás que coger para llegar a tu hotel? El tiempo es oro. Ya ni hablamos si tu destino es un país extranjero. Si no deseas pagar comisiones de más, acude al banco antes de embarcar, anda…
Si se te olvidan los billetes, tu pasaporte o tu DNI, estás en un buen marrón. Así no llegarás lejos. Parece mentira, pero es una de las cosas que tenemos menos presentes. No escarmentamos.
El tiempo no está a tu merced. Si viajas en invierno, a la fuerza tendrás que llevar ropa de abrigo. Pero si lo haces en verano, también. Nunca se sabe si en medio de tu visita monumental te va a pillar el chaparrón de la historia.
Incluso en vacaciones hay tiempo para la lectura. No sueles dormir sin leerte un capítulo del libro que acabas de comprar, pero tendrás que hacerlo por tu mala cabeza, porque se ha quedado en la estantería del comedor.
A no ser que lo tuyo sean las playas nudistas, tienes un problema. ¡Y mira que te compraste uno nuevo! Pues tendrá que esperar a ser estrenado. ¿En las próximas vacaciones, tal vez?
Casi casi tan indispensable como la documentación. ¿Qué te cuesta incluir en tu maleta un kit de primeros auxilios?
Sí, es una de las cosas que más olvidamos a la hora de hacer tu maleta. Así acabamos, durmiendo en ropa interior o con una camiseta. Si hace calor, ni tan mal…
Y lo peor es que no te acuerdas de ellos hasta la mañana siguiente, justo cuando los necesitas. La cosa puede empeorar si también olvidaste el cepillo del pelo.
De algo te servirán estas recomendaciones:
– No adivines el tiempo, preocúpate de comprobarlo.
– No te pases con el maquillaje, manicura y elementos similares.
– No cierres la puerta de casa sin lo básico.
– Lo importante, ponlo arriba.
Como ves, solo hay que poner un poco de cuidado y no dejarlo para última hora. Así tu maleta siempre estará completa.
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