Aparte de la pregunta «¿Cómo va lo mío», hay otra que bien puede marcar el verano de cualquier hijo de vecino: «¿Puedo usar las cremas solares del año pasado?». La respuesta a la primera no la tenemos, pero sí a la segunda cuestión. Atención, que vienen curvas.
Si eres una persona inteligente, algo fácil de deducir ya que estás leyendo nuestro blog, sabrás que el uso de aceite de oliva, aceite de coco y similares, aparte de dejarte el cuerpo listo para la freidora, son un verdadero atentado contra tu piel. Las cremas solares son productos, o medicamentos según algunos expertos, pensados para proteger tu salud. Aunque las compres en un supermercado, este tipo de artículos llevan unos componentes que han pasado por un exhaustivo control que certifica su utilidad.
Además, están clasificadas dependiendo de su factor de protección que tendrás que escoger dependiendo del tipo de piel que tengas o de la persona que lo vaya a usar. Al ser un producto estético que necesita una textura determinada para poder entrar en las distintas capas de tu piel, resulta indispensable conservarlo de la forma que indica el fabricante para alargar su vida útil.
Sí y si no se han conservado correctamente, tampoco deberías usarlas. O lo que es lo mismo, si te encuentras en el maletero de tu coche un resto de una crema del año pasado, tíralo al contenedor más cercano. ¿Por qué?
– Porque las propiedades de estas cremas son fundamentales para evitar que te quemes al tomar el sol. Frases como «yo no me quemo» o «me quemo al principio del verano, pero luego no» pueden parecerte hasta divertidas, pero cuando vayas al dermatólogo y detecte alguna que otra mancha sospechosa quizá no te rías demasiado.
– Porque te estarás poniendo un ungüento con un color y un olor casi opuesto al original. Si te quieres embadurnar con algo así, allá tú, pero luego no te quejes de que últimamente no ligas nada.
– Porque estarás acelerando el envejecimiento de tu piel. Es decir, podrás pensar que estás tomando el sol y consiguiendo cierto atractivo, pero vas a terminar con más arrugas que una pasa.
– Porque las cremas tienen una vida máxima de 12 meses. Teniendo en cuenta los cambios de temperatura, la mala conservación, el uso a discreción y su contaminación con arena y similares, demasiado duran las pobres.
Por lo tanto, ten siempre presente que las cremas solares hay que comprarlas en una farmacia o en una tienda de estética y no donde te compres la cerveza para ir a la playa o a la piscina. La calidad de la crema va en consonancia con el precio como en cualquier producto de belleza. ¿O acaso cuando te vas de marcha te pones un perfume de tres euros si quieres conquistar al amor de tu vida? Pues en la playa también vas a hacer algo positivo por esa persona tan especial: tú.
Lo mismo sucede con los protectores solares. Lo barato, en esta y en tantas ocasiones, sale carísimo y bien podría provocarte cáncer de piel o lesiones cutáneas irreversibles. La última decisión siempre será tuya por lo que no estaría nada mal que te gastases cinco euros más en una buena crema. Total, en dos domingos tomando tortilla de patatas y cerveza de marca blanca te recuperarás económicamente, pero, eso sí, tu piel lucirá un saludable bronceado y mantendrá su estado de salud y su elasticidad. ¿No te merece la pena?
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