Nos pone de buen humor, alivia la presión, desestresa e incluso desarrolla nuestra memoria. Parece que hablamos del chocolate, pero no. De hecho, el punto referido a la presión no cuadra con tu alimento preferido. Si no, que se lo digan a la cremallera de tu pantalón. Estalla hacia la mitad del recorrido. Y todo desde que estableciste como costumbre meterte entre pecho y espalda una tableta cada viernes por la noche.
Nos referimos a la música, esa amiga tan fiel como tu mascota. Una compañera inseparable a la que no abandonas ni en la ducha. Y haces bien, pues tararear tus temas preferidos no solo te pone eufórico, sino que repercute de manera positiva en tu salud. No hay duda entre los científicos: escuchar música le viene bien a tu corazón.
La música sana el corazón en ambos sentidos: el figurado y el real. Y es que, es capaz de curar el «corazón partío«, como cantaba Alejandro Sanz, y de mejorar la función cardiaca. ¿Que tu pareja te deja por otra persona? Las canciones de tu artista de cabecera serán tu mejor antídoto contra el dolor. En un tiempo, y después de unos cuantos llantos, volverás a verla y te resbalará. Y todo, gracias a estas «tiritas» musicales (acudiendo de nuevo al bueno de Alejandro).
Pero la cosa podría ser más seria. Si sufres una enfermedad coronaria, has de saber que tus temas preferidos contribuirán a mejorar tu salud cardiaca. Especialmente, si te pones los cascos mientras practicas ejercicio. Lo que ocurre cuando realizas este gesto es que se dilatan los vasos y se aumenta el caudal de sangre. Claro, que para eso tendrías que hacer el esfuerzo de subirte a la bicicleta, a la que eres un poco alérgico, ¿verdad? En fin…
Por supuesto, las notas no deben dejar de sonar ni en el colchón. Meterte en la cama acompañado de un disco también le viene bien a tu corazón. Aunque, con un ligero matiz en relación con lo comentado anteriormente. En este caso, lo más recomendable en los momentos previos a cerrar los ojos y despedirte del día es la música relajante.
No nos referimos a las baladas de Pablo Alborán, sino a la música de yoga. Este tipo de melodías, según un estudio que integró el programa del Congreso Europeo de Cardiología, favorece más que otros géneros en este momento de la jornada. Los expertos llegaron a esta conclusión gracias a la experiencia de 149 voluntarios que se sometieron a tres sesiones antes de dormir: música de yoga, música pop y nada de música, por este orden.
Los participantes aseguraron sentirse mucho más positivos con la primera opción. Los científicos descubrieron que la variabilidad de la frecuencia cardiaca se incrementaba con esta propuesta. Por otro lado, disminuía con las canciones pop y no se percibían cambios con el silencio.
Vamos, que los sonidos de la naturaleza te permiten darle la espalda a los pensamientos nostálgicos sobre tu ex. ¡Se acabó pensar en esa persona antes de descansar!
¿Conclusión? Si sufres mal de amores y, además, del corazón, recopila toda esa música que pone tu profesor de yoga en las clases. Repite esas sesiones sobre la almohada y notarás cómo no solo duermes plácidamente, sino que tu corazón mejora, ¡y en los dos sentidos! En definitiva, la música no solo es terapéutica para el alma. También mejora tu salud.
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