«Tengo un hijo de 18 años que siempre ha sido un estudiante regular, de 5 pelado. Desde hace años ha dicho que cuando fuera mayor de edad se tatuaría la espalda entera, pero no tiene un duro.
Para que dejara de pedirme el dinero, a principio de curso le prometí que si aprobaba todo con nota (selectividad incluida) se lo pagaría. Pues bien, lo ha hecho, con notas que no ha tenido en la vida. Ahora me toca a mí cumplir pero es que lo que se va a tatuar es horrible y se va a arrepentir toda la vida. Sé que solo lo podría disuadir comprándole una moto pero no sé si es peor el remedio que la enfermedad, porque me dan un miedo terrible. ¿Qué hago?»
Por otra parte, nos escribe Paloma: «Tengo una cría de 17 años que es una lapa con el novio, no se separan ni un segundo y cuando están cada uno en su casa, se llaman por vídeo llamada. Este verano se niega a venirse de vacaciones con nosotros a la playa a no ser que nos traigamos al novio (la otra opción es que se quede ella sola en casa y me imagino que el otro no saldrá de allí ni a sol ni a sombra). La tercera opción, que es la que plantea mi marido es “que ella se viene con nosotros sin el otro y punto en boca”. En el fondo pienso como él. ¿Qué opinas?»
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