Además, el señor se levantó con el pie izquierdo y no hubo posibilidad de mantener una conversación coherente con él ya que estaba de mal humor y le echó la bronca a nuestro humorista unas cuantas veces. Pobre Montalvo, a veces no se merece cómo le tratan diversos atrevidos.
¿Cómo habrá acabado la llamada? ¡Averígualo!
¡Escucha aquí la bromita!