El dato no deja de ser sorprendente. Ni el alzhéimer puede con la zona cerebral que se encarga de almacenar las canciones de nuestra vida. Sin embargo, te preguntarás, ¿por qué no me acuerdo de lo que he desayunado y sí de una canción de hace diez años?
Todos los cerebros no son iguales y, aunque esto ya lo sabías, depende de tu manera de aprender. Para muchos, es necesario usar una imagen como base para lograr memorizar algo. Es lo que hacen en las escuelas cuando nos enseñan a escribir. Esta costumbre se va eternizando y parece más probable que te acuerdes de una película, por poner un ejemplo, que de un sonido.
Para otros, es más fácil recordar las canciones por una sencilla razón: los sentimientos. Como comprenderás, asociar algún tipo de emoción a Cómeme el donut es mucho más complicado que hacer lo mismo con una canción de Alejandro Sanz o de Manolo García. Sin embargo, aunque te guste la citada canción o cualquier otro artista, si tu cerebro interpreta la letra como propia, podrás cantar esa canción incluso años después de haberla escuchado.
Imagina que te gusta mucho una canción de Manolo García. Sí, una de esas que tiene una letra bastante larga en la que, además, se usan palabras algo rebuscadas. Si sigues estos pasos, seguro que lo consigues:
– En un primer momento, la letra se quedará en tu memoria a corto plazo, será después cuando se convierta en algo más sólido. Asocia la canción a algo que te haya sucedido o a algo que estés experimentando en primera persona.
– Si tienes memoria visual, no dudes en escuchar la canción con una copia de la letra en la mano. Ve leyendo a medida que la escuchas. En caso contrario, puedes copiarla en tu móvil, o donde prefieras, divídela en partes y céntrate en aprenderte una estrofa cada dos días.
– Apréndete la melodía. Ve encajando las piezas del rompecabezas poco a poco. Si tienes tiempo, ve recordando mentalmente cada parte mientras estás en casa o ve practicando en tus ratos libres hasta lograr hacer tuya la letra de la canción.
En algunos casos te sorprenderás de cómo aprendes una letra, pero siempre le darás tu toque. Sí, ¿no te ha pasado que escuchando la canción original te das cuenta de que hay alguna palabra, o pronombre, que es de tu cosecha? No te preocupes, tu cerebro se ha encargado de ponerlo ahí para facilitarte la tarea.
Y una vez que te sepas la canción que prefieras, puedes incluso aprender a tocar algún instrumento y cantarla en bodas, comuniones, bautizos, cenas de empresa, viajes de fin de curso y, dependiendo de tu afinación, en celdas de aislamiento. Todo sea por convertir tu pasión por el noble trabajo de un músico en la banda sonora de tu vida. Recuerda, además, que la memoria también se puede mejorar.
Así que ya lo sabes, tu cerebro está siempre preparado para que le vayas añadiendo canciones que significan algo para ti. ¿Te animas a ampliar tu repertorio habitual con alguna canción reciente? ¿Te gusta más el pop o el rock? ¡Dale rienda suelta a tu vena más artística y sorprende a tus amigos con los temas más especiales para ti!
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