A ver, llevas varios años con tu churri y en la cama no os va mal, pero tampoco es aquello del principio. Has puesto en práctica consejos de todo tipo e incluso has optado por cambiar tu dieta para ver si el tema se animaba un poco, pero nada. No te preocupes, la solución es más fácil de lo que parece.
O sea, que cuando tu abuela te decía que eso del lavavajillas era un invento del diablo tenía razón. Por eso ella tuvo tantos hijos. Puede parecer algo antiguo e incluso poco recomendable, pero es efectivo por los siguientes motivos:
– Tu pareja te verá de forma distinta. Aparte de la posturita que hay que adoptar para fregar, verá en ti a una persona limpia que por fin se ha decidido a quitar la pila de platos que llegaba al techo. El descubrimiento accidental de la encimera, por no hablar de las gafas que perdiste hace 20 años, son otros factores decisivos para que la otra persona vea en ti un modelo a seguir.
– La cocina como escenario perfecto para el amor. Si fregáis los dos al mismo tiempo, mejor uno delante y otro detrás, pues el ambiente se irá caldeando de forma progresiva. Esto unido a las virtudes del apartado anterior puede provocar una renovación de tu vida sexual más que conveniente.
Además, la persona que friega a diario está hasta las narices de hacerlo. ¿No te parece bien echarle una mano, a donde prefieras, y convertir ese momento en el inicio de una nueva relación íntima?
El estudio se ha llevado a cabo en parejas heterosexuales en las que la mujer es la encargada de la limpieza. Esta circunstancia nos recuerda que la vida sexual puede mejorar independientemente de la edad de los miembros de la pareja. Es decir, que si una señora lleva 40 años fregando y por fin su pareja se decide a fregar con ella, es algo que hay que celebrar de la mejor forma posible.
Por lo tanto, a los que estáis leyendo este artículo se os aconseja que dejéis el sofá donde está y que os mováis un poco. De veras que el estropajo no muerde y que entre dos el trabajo siempre es más llevadero.
Deja de poner excusas y de decir que quieres ver el tiempo o los deportes. Vete a la cocina, ayuda a limpiar y quizá estés abonando el terreno para una sobremesa perfecta o para una noche inolvidable.
Desconocemos los efectos de esta medida en las parejas del mismo sexo, aunque, si se repite el patrón de una persona que limpia y la otra que no, seguro que funciona de la misma forma.
Además, no solo has de hacerlo por tu vida sexual, también por la salud de tu propia relación. Compartir este tipo de actividades es siempre sinónimo de amor, de cariño y de comprensión. Todo sea por convertir tu casa en un espacio en el que las actividades en común sean la tónica general.
¿A que te has sorprendido? Pues ya sabes que en el fregadero puede estar la solución a tu vida sexual. Quizá todo vuelva a ser como esos primeros meses de relación, pero con todo el bagaje que habéis ido adquiriendo durante vuestra recorrido como pareja. Por lo tanto, ya sabes lo que has de comprarle a tu pareja: un estropajo y un producto para fregar. Ambos saldréis ganando.
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