Los famosos son como tú y como yo. Se levantan por la mañana con legañas, se suenan los mocos, tienen picores en lugares poco glamurosos y los platos pesados les causan flatulencias. Están muy bien retocados en las portadas, siempre salen perfectos, pero siguen siendo humanos.
Lo que sí diferencia a un famoso del resto de los mortales es el dinero. Los artistas más ricos hacen y deshacen lo que quieren y el dinero no les duele. Por eso, compran sin medida ni control, porque parece que nada importa. Y eso significa comprar las más grandes locuras del mundo. ¿Quieres conocerlas?
Las celebridades crean tendencia. Lo que hacen y dejan de hacer se convierte en referencia. Ya sabes, si una cantante lleva una pulsera de cierta marca, ese artículo se pone de moda.
Pero hay bienes que nunca serán tendencia, se quiera o no. Primero, porque son tan caros que no están al alcance de nadie más, excepto de otro millonario. Segundo, porque son auténticas locuras que poca gente intentaría seguir.
Es posible que, simplemente, el artículo no convenza al público, como el detector de fantasmas que se compró una camaleónica cantante por 50 000 $. Estamos seguros de que en la teletienda los venden por mucho menos y con un 2×1.
Pero también puede ser que escaseen las unidades. En este sentido, un histriónico actor de Hollywood compró una casa encantada por 3,5 millones de dólares. Ahí seguro que no entra la cantante mencionada. Tampoco abundan los cráneos de tiranosaurio, como el que compró por 270 000 $.
Precisamente, este actor está detrás de muchas compras extravagantes. Lo de los cráneos parece ser de su interés, pues tiene una colección de cabezas de pigmeos reducidas, algo realmente macabro. Pero también le gustan los animales. Su mansión es casi un zoo. Tiene un cocodrilo, ¡un tiburón! y, para llevar la contraria a todo el mundo, un pulpo como animal de compañía.
De animales también sabe uno de los mayores boxeadores del mundo. Antes de caer en la bancarrota, este campeón mundial de los pesos pesados derrochó dinero en muchísimas excentricidades como, por ejemplo, una bañera de 2 millones de dólares, y dos tigres de Bengala que rondaban por su mansión como tiernos gatitos. En eso era como nuestro torero Jesulín de Ubrique, que en su momento también tuvo un tigre en su finca, el famoso Currupipi.
Quitando algunos ejemplos concretos, como el del mencionado Jesulín, los famosos españoles son bastante más discretos y sus compras son más mundanas, más de andar por casa.
Es decir, nuestros famosos millonarios se interesan más por inmuebles, ropa, joyas, coches de lujo y yates, bienes que llaman la atención por su precio más que por su extravagancia. Por ejemplo, el Ferrari 335 S Spider Scaglietti que Messi compró por 25 millones de dólares.
Los ejemplos que te hemos dado nos indican las locuras que se pueden hacer cuando tienes más millones que complejos. Quizá por eso, algunos de nuestros famosos desean llegar a ese nivel para poder desmelenarse a gusto. Así, una compra muy curiosa que han hecho algunos es… ¡falsos seguidores para triunfar en Instagram!
Esa parece ser la inversión que podrían haber hecho celebridades como Belén Esteban, el cocinero David Muñoz, Leticia Sabater (como si le faltara popularidad con sus éxitos musicales), Ana Obregón o el «pequeño Nicolás». Los falsos seguidores son muy baratos, pero, sin duda, son compras llamativas.
En definitiva, lo que está claro es que el dinero despierta la bombilla de las ideas raras y los famosos lo gastan sin miedo, «porque yo lo valgo». Y tú, ¿qué cosa rocambolesca comprarías?
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