La cuestión es que una vez hechas, la especialista dijo que en el rostro de cada uno aparecía una sombra que arruinaba cada fotografía, por lo que decidió convertir cada cara en un rostro de dibujo animado y este ha sido el resultado…
La familia se lo ha tomado como un chiste y lo han compartido a través de las redes, aunque también se han quejado de la fotógrafa, dado que le pagaron ni más ni menos que 2.000 dólares por su ineficiente trabajo.
¡Escucha aquí a Patricia Imaz!