¿Has visto una estrella fugaz? Rápido, pide un deseo. ¿Una pestaña se ha posado en tu mejilla? Sopla y piensa en tu principal aspiración. Existe más de una creencia popular entorno a la suerte. A estos dos pensamientos se une otro especialmente curioso.
¿Has oído hablar de la hora 11:11?
Si, por casualidad, estás mirando el reloj del microondas cuando marca esos dígitos, estás de enhorabuena. No se permiten las trampas. La visualización ha de efectuarse por azar. Así que no optes por calentar todo el arsenal de alimentos que tienes en la nevera hasta que contemples los cuatro unos. Si aparecen frente a tus ojos por fortuna, la suerte ha llegado a tu vida.
Son supersticiones, creencias que no tienen fundamento racional y que consisten en atribuir carácter mágico o sobrenatural a determinados sucesos o en pensar que determinados hechos proporcionan buena o mala suerte.
Incluso aunque te definas como un completo escéptico, este momento mágico te resultará singular. Acabarás formulando tu deseo. Total, no pierdes nada. Terminarás cayendo en esta tradición a la que dan explicación dos mundos ubicados en los extremos: la numerología y la ciencia.
De acuerdo a la primera práctica, estas cifras están envueltas en fascinación por la teoría de los números repetidos. Esta reiteración encierra poder y nos transmite mensajes. Hablamos de un símbolo que en el tarot se corresponde con la carta del mago. ¿Esto qué quiere decir? Se trata de una señal que representa un estímulo espiritual. Algo así como un aplauso que te regala el universo para informarte de que tu camino es el idóneo.
Los amantes de la adivinación aseguran que los ángeles establecen conexión con los seres mortales mediante los números. Vamos, estarían refiriéndose a una especie de intervención divina. Por tanto, según estas creencias, estos mensajeros te dan una palmadita en la espalda cada vez que se cruza frente a tus ojos el 11:11 (siempre, a través de un reloj digital). Se entiende como el instante ideal para pensar en nuestros propósitos, enunciando nuestra voluntad, siempre acorde a esas aspiraciones.
Los entendidos en este terreno aseguran que es el momento indicado para modificar tus pensamientos. Te aconsejan eliminar los negativos e incidir en el lado afirmativo. Puede que entiendas, y no serás el único que lo haga, que la idiotez humana no encuentra límites y que los ángeles ni los santos nos protegen en nuestra toma de decisiones. De igual forma, y creas en lo que creas, conseguirás más provecho reflexionando y actuando con positividad ante cualquier situación en la vida.
Al parecer, la numerología nos trajo este dogma y la cultura popular lo ha convertido en una tradición. Igual que acostumbramos a no pasar por debajo de una escalera porque lo asociamos a la mala suerte. Los psicólogos manifiestan que esta práctica no es más que un sesgo de confirmación. Este fenómeno se da cuando una persona piensa que algo es cierto, simplemente porque confirma sus suposiciones.
El individuo en cuestión no profundiza en el tema, no investiga por temor a que la realidad le quite la razón. La ciencia determina, por tanto, que esta hora es igual de especial que las cinco de la tarde o las 8:58. Como en numerosas cosas en la vida, todo está en tu mente, la parte más maleable y poderosa del ser humano.
Así que, creas en la numerología o te sitúes en el lado de la ciencia, pide un deseo si tus ojos se topan por casualidad con las 11:11. Quizá las fuerzas del universo no se manifiesten a tu favor, pero no te supondrá ningún esfuerzo. Eso sí, recuerda que tomar decisiones es algo serio y no debemos dejarlo en manos del azar.
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