Su nombre te atrajo la primera vez que lo escuchaste. Su musicalidad te evocaba platos singulares y extravagantes. Y no te equivocabas. Pese a su apariencia original para nada cautivadora (un tallo grueso destartalado), su exotismo está fuera de dudas. Ahora bien, en cuanto a su sabor, las opiniones se dividen en dos bandos. En un lado se sitúan los que adoran el picante. En el otro, los que prefieren tenerlo lejos. ¿Tú de qué parte estás?
Sea como fuere, lo que está claro es que el jengibre es el alimento de moda. Por eso, todos conocen sus bondades: reduce los niveles de estrés, lucha contra las migrañas o te ayuda a ir al baño (¡por fin!). Además, elimina las náuseas y mejora la circulación. Ahora bien, como dice tu abuela, «no todo el monte es orégano». Este insólito producto también tiene contraindicaciones.
Abusar de él mientras esperas a tu pequeño puede alterar tus hormonas o propiciar contracciones prematuras. Es cierto que existen argumentos contrarios en este punto. Incluso, como hemos mencionado, las náuseas brillan por su ausencia en su compañía. Visto lo visto, tal vez prefieras adherirte a la máxima de que «más vale prevenir que lamentar».
Total, en tu estante de la cocina hay más especias que cubiertos. Y tú desbordas no solo simpatía; también, imaginación. Así que… ya estás tardando en idear tus próximos platos sin jengibre.
¿Tu madre te dice que pareces una sílfide? Haz caso a la persona que te dio la vida, por favor. No incluyas jengibre en tu cesta de la compra. Consumiéndolo reducirás tu apetito y acelerarás la digestión. Lo que te hace falta es llenar los pantalones, no conseguir que se deslicen hasta los tobillos.
Que no cunda el pánico. El índice glucémico del jengibre es bajo, con lo que no dispara tu azúcar. Y no, no engorda. Eso sí, si estás sometido a tratamiento, debes evitarlo. En cualquier caso, consulta con tu médico.
¿Has ingerido una aspirina por ese insoportable dolor de cabeza? Entonces, que no se te ocurra experimentar entre fogones con nuestro ingrediente protagonista. Mezclar estas sustancias contribuye a la aparición de hemorragias, puesto que ambas se encargan de retardar el proceso de coagulación.
En este caso no es necesario que practiques vudú con el pobre jengibre. Tan solo debes consumirlo con precaución. Exactamente lo mismo que haces con la pizza. No te costará mucho, ¿verdad? El alimento de moda facilita el desbloqueo de los vasos que pueden dar lugar a los ataques. Pero en exceso provoca los efectos inversos. ¡Cuidado!
Pese a las anteriores contraindicaciones has de saber, por supuesto, que no ocurre nada por tomarlo alguna vez, aunque sufras alguno de los anteriores males. A no ser que, desgraciadamente, se dé la circunstancia de que seas alérgico a este alimento.
Una buena opción es añadirlo al aliño de tu ensalada en una reducida cantidad. Así, aunque odies el picante, ni lo notarás. Hay que decir, por otra parte, que lo mejor es adquirirlo fresco. De esta forma, evitas los pesticidas que a veces puede contener el jengibre en polvo. ¿Y sabes lo mejor de todo? Una pieza se puede conservar (sin pelar, eso sí, y con las temperaturas idóneas) ¡hasta seis meses!
Pero, repetimos, no abuses de él si te encuentras en una de las circunstancias mencionadas.
También te va a interesar:
© Sociedad Española de Radio Difusión, S.L.U.
© Sociedad Española de Radiodifusión realiza una reserva expresa de las reproducciones y usos de las obras y otras prestaciones accesibles desde este sitio web a medios de lectura mecánica u otros medios que resulten adecuados a tal fin de conformidad con el artículo 67.3 del Real Decreto-ley 24/2021, de 2 de noviembre.