Lo primero que has de saber es si tienes algún tipo de intolerancia alimentaria. El gluten, presente en buena parte de los alimentos, o la lactosa son dos buenos ejemplos. Si tomar derivados de la leche o alimentos elaborados con harina te provoca molestias estomacales deberías ir al médico. Un sencillo análisis te aclarará tus dudas. Un cambio en la dieta es la mejor solución al problema.
Pero si ya sabes que no eres intolerante y sigues sintiéndote mal, quizás hayas tomado alguno de estos alimentos. No te preocupes, le caen mal a un alto porcentaje de personas.
– El café. La costumbre de los bares de los pueblos de poner la llave del baño sobre la barra durante el turno del desayuno tiene una explicación. A peor calidad, mayor posibilidad de que te irrite el aparato digestivo. En algunos bares deberían darte, junto al sobrecito de azúcar, el papel higiénico.
– La leche. Aunque siempre se haya dicho que si te duele el estómago un poco de leche caliente te irá muy bien, es todo lo contrario. Es más, la lactosa se combina con el ácido gástrico provocando más dolor.
– Alimentos ricos en fibra. La herboristería de tu barrio se está forrando vendiendo productos como el salvado y aconsejando que se tome diluido en yogur o leche para evitar el estreñimiento. Como no eres un caballo, pasa lo que pasa y el dolor de tripa es brutal.
– Un té o una sopa muy caliente. Hace más frío que en Groenlandia o bien tienes malestar general y se te ocurre tomarte un té o una sopita. Calor vas a tener seguro, lo que tampoco te ahorrarás es conseguir que el estómago te arda durante horas.
– Las verduras. ¿Te acuerdas cuando tu abuela cortaba las verduras para la ensalada y las dejaba en la fregadera con un poco de lejía? ¿A que tú no lo haces? Pues acostúmbrate ya que cualquier bacteria te puede hacer que visites a Mr. Inodoro durante una buena temporada.
– Las tostadas, pizzas o alimentos rebozados demasiado hechos. Lo sabemos, vas siempre con prisa y por eso pones una pizza o unas tostadas y esperas a que el horno o el tostador se pare automáticamente. Recuerda que estos alimentos tienen que tener un color más parecido al pelo de Belén Esteban que al de Alaska. Asi evitarás tanto el dolor de estómago como el cáncer.
– El alcohol. Una cerveza irrita la mucosa del estómago si no comes lo suficiente para paliar estos efectos. Es más, no vamos a contarte cómo terminan tus noches de botellón. Ahora ya sabes por qué vomitas. Por cierto, da igual la marca que consumas, las bebidas con alta graduación son perjudiciales para tu hígado y para su salud en general.