Cada vez es más frecuente escuchar platos como brochetas de grillos y pinchitos de grillos. Han llegado para quedarse en nuestra dieta. Comer el bicho tal cual es muy curioso si no lo has hecho nunca, pero en otras culturas ya están más que acostumbrados. A ellos seguro que les chocan algunas de nuestras tradiciones gastronómicas. Cuando comemos ternera, pollo o cerdo lo hacemos en forma de filete o carne picada. En el caso de insectos, es lo mismo. Lo que se va a hacer extensivo es su uso “molido” o en “pasta”: Macarrones hechos con pasta de insecto o barritas energéticas fabricadas con harina de insectos.
¿Son realmente una opción?
La rentabilidad de producción es alucinante: producir o criar insectos es muy barato, e incluso medioambientalmente es una opción rentable, contamina mucho menos que la cría de ganado. Los insectos, además, son muy nutritivos, con menos cantidad de producto conseguimos: alto contenido proteico, omega 3, poca grasa… Se ha convertido en un recurso de cocina viable. Con una harina de insectos molidos podremos hacer muchos productos muy sanos y nutritivos.
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