Conseguir un vientre de película parece justamente eso, de ciencia ficción. Y es que, a juzgar por todos tus intentos, la tarea resulta imposible sin tener que recurrir a los filtros de las aplicaciones de imágenes. Y eso no hace más que maquillar el problema, pues el que va a la playa eres tú, no tu móvil.
No vamos a prometerte un abdomen de matrícula de honor como el de Pilar Rubio tras el embarazo, pero has de saber que haciéndole una moción de censura a algunos alimentos, triunfarás. Lograrás deshacerte de esa grasa que te ha acompañado por más tiempo que tu media naranja.
No los eches de tu nevera, pues figuran entre los más sanos que puedes encontrar en el supermercado. Lo que debes hacer es cocinarlos. Sin un paso por la sartén, la cazuela o el horno, las verduras te provocarán gases. La digestión será más lenta que una carrera entre una tortuga y un caracol.
«Es que está tan rico…», estarás pensando. Una buena solución es apostar por el integral. Gracias a la fibra, se acelerará tu metabolismo y eliminarás las calorías con más facilidad. De lo contrario, estarás contribuyendo al hinchazón y el estreñimiento.
No, no te ibas a librar de tachar de la lista el chorizo, el queso, el salchichón y delicias similares. Si lo deseas, prepárate un bocata estratosférico con rodajas por doquier. Y despídete así, pues estos manjares de olores penetrantes y apetecibles no le harán ningún bien a tu tripa. ¡Empiezas mañana!
El consejo anterior es totalmente aplicable a este caso. Los rebozados no se llevan bien con tu abdomen. Ni con tu abdomen ni con tus muslos o tu trasero. El exceso de grasa dificulta tu propósito. ¿Que quieres grasa? Puedes optar por alimentos que no influyen en el aspecto de tu vientre. Por ejemplo, el aguacate o el chocolate negro (pero sin pasarse, tampoco te vengas arriba).
Más sano que una pizza con panceta y cuatro quesos es, eso resulta evidente. Eso sí, la fusión de los carbohidratos y la grasa de la leche da como resultado la inflamación. No es sencillo de digerir. Siempre puedes optar por la leche semidescremada, que no resulta tan pesada.
Para conseguir una tripa digna de enseñar en cada publicación de Instagram, no solo tendrás que mantener fuera de tu vista los alimentos mencionados. Encierra tu salero en el armario y lanza la llave al mar. El exceso de sodio propicia la retención de líquidos. Hazlo no solo por tu abdomen, sino por tu salud. Y es que abusar de este condimento aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. ¡Y la salud siempre está por encima de la belleza!
Las bebidas también son enemigas en la consecución de tu reto. Concretamente, las carbonatadas. Inflamarán tu vientre y acumularán grasa en la zona abdominal. Y, por cierto, con el chicle también ingieres aire y el efecto es el mismo. Además, contribuye a la aparición de arrugas. Así que tendrás que conformarte con viajar a tu infancia escuchando música de La Movida. ¡Adiós, goma de mascar!
Recopilamos: evitando ciertos alimentos podrás presumir de un vientre de infarto. Tampoco te estamos pidiendo que mandes a la cuneta manjares como la dorada al horno, el pollo marinado o las lentejas. ¿Qué más quieres?
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