El dueño de una granja llamó a la policía tras haber visto un tigre echado cerca de su casa. La cuestión es que, cuando llegaron los agentes, no fueron capaces de salir del coche ya que el animal estaba bastante cerca y era de gran tamaño, aunque no se movía. Tuvieron que esperar a los refuerzos y fue entonces, cuando se dieron cuenta que se trataba ni más ni menos que de un tigre de peluche.
Parece ser que era todo una broma por parte de los amigos del dueño de la granja, dado que hacia poco que había comprado la parcela.
Por suerte la policía no se lo tomó muy mal y todo el mundo está sano y salvo. Vaya bromita…
¡Escucha aquí a Patricia Imaz!