Hay días en los que te levantas y ya estás torcido. No sabes por qué, pero tu humor sufre muchos altibajos, y crees que no hay nada que pueda revertirlo. Sin embargo, venimos a decirte que no es así. Hay modos de devolverte la sonrisa antes de que salgas a la calle y te comas a tu compañero de mesa, que el pobre no tiene culpa de nada.
Te estarás preguntando si esa forma maravillosa de cambiar de estado de ánimo pasa por comerse una caja de magdalenas mojadas en chocolate o tener una fábrica de algodón de azúcar en el comedor de casa, pero tenemos que bajarte de esa nube y advertirte que el ejercicio es el causante de la sonrisa con la que vas a bajar a la calle.
No digas que te hemos engañado sin probar previamente este secreto. Y es que existen estudios que demuestran que el ejercicio mejora el estado de salud, de ánimo e, incluso, alivia las depresiones. No sabemos todo lo que nuestro cuerpo es capaz de hacer por nosotros, sobre todo, si ponemos algo de nuestra parte y nos calzamos las zapatillas y ese conjunto tan mono para ir al gimnasio; sí, ese al que aún le cuelga la etiqueta con el precio en pesetas. ¡Es tu momento!
Puede que seas un corredor profesional y ese plazo de tiempo te parezca de risa. Por eso, si lo eres, ya sabes que correr una cantidad moderada al día mejorará tu estado de ánimo. No obstante, si no estás acostumbrado a correr, puedes empezar a hacerlo unos diez minutos al día con un esfuerzo medio. Así, notarás cómo poco a poco tienes ganas de aumentar ese tiempo y retarte a ti mismo. Volverás a casa con una sonrisa.
A veces, estamos de mal humor simplemente porque no salimos de lo mismo, del hábitat en el que vivimos y trabajamos. Nuestros abuelos eran felices porque pasaban el día al aire libre, y lo mismo podemos hacer nosotros: calzarnos las zapatillas o las botas y salir a caminar por la montaña el tiempo que creamos adecuado. Seguro que volvemos a casa un poco más cansados y felices. ¿Sabes qué cantidad es la que debe caminar una persona de media al día? Con unos diez mil pasos puedes quedar más que contento.
Esta actividad es de mejora continua, sobre todo si las únicas nociones que tienes de natación son las de cuando tu tío, el del pueblo, te tiraba al río a ver cómo llegabas a la orilla. Si comienzas a practicar natación deberás centrarte en aprender cómo colocar los brazos y las piernas. Mientras piensas en cómo respirar se te olvidarán los motivos por los que te levantas enfadado cada día.
Parece que estamos acostumbrados a escuchar esto constantemente, pero no somos lo suficientemente conscientes de ello. Las personas con tendencia a la depresión suelen ser aquellas que permanecen mucho tiempo en casa, sedentarias y con poca vida social. Si estableces el hábito de marcarte retos como el deporte, apreciarás cómo tu organismo mejora y tu ánimo también. Eso te animará a no dejar de hacerlo nunca.
Además, si necesitas fuerza de voluntad, puedes buscarte un amigo que quiera practicar deporte contigo, ya que tener un apoyo siempre viene genial en estos casos. ¡Comienza ya esta semana y olvídate de tu mal humor!
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