¿Recuerdas aquella vez que pediste por Internet unas zapatillas para correr, y recibiste un mandil y un guante para el horno? De acuerdo, fue un tanto surrealista, pero te lo cambiaron ¡y punto! Desde luego, no es lo peor que puede ocurrirte cuando empleas tu tarjeta en línea.
Si la página en cuestión es seria, no debes temer. Como mucho, lo más grave que puede pasar es que tengas que armarte de paciencia hasta que el paquete llame a tu puerta. Hasta ahí, todo correcto. Ahora bien, ¿cómo caer en la cuenta de que la web en cuestión no es fraudulenta? Virtudes de detective no es que tengas muchas, así que te daremos todas las claves para descubrirlo.
Las prisas no son buenas. Tus ansias por finiquitar tu compra te conducen a resolver el asunto en un santiamén. Antes de darle a ‘aceptar’ deberías emplear un tiempo en investigar. Corroborar que estás adquiriendo productos en una tienda seria resulta primordial para evitar disgustos. Así que coge tu lupa y aplica tu olfato para rastrear con estas recomendaciones:
¿Que no puedes devolver bajo ningún concepto esa camiseta? ¿Y si finalmente no es de tu talla? ¿Y si la frase que contiene está escrita con una falta de ortografía? La información del derecho a desistir de un producto y el resto de condiciones deben aparecer de manera clara. De lo contrario, no es que debas tener la mosca detrás de la oreja, sino que debes salir por patas de esa página.
¿Una maleta por tres euros? ¿Un móvil de última generación por veinte? Si no ves nada raro aquí, hasta un niño de tres años sería capaz de tangarte. De acuerdo, a todos nos gusta ahorrarnos unos eurillos para darnos un capricho; eso sí, mejor que esa corona en el tobillo, tatúate la frase: lo barato sale caro.
¿No aparece el número de contacto? ¿Tampoco el año de creación o páginas como ‘quiénes somos’, ‘política de privacidad’, ‘preguntas frecuentes’? Esto huele a chamusquina. Una tienda en Internet totalmente legal debe ofrecer datos sobre su identidad de manera clara. Si no es así, ¡sal zumbando de ahí, haz el favor!
Ayúdate de un escáner en línea. Analizará de manera segura que no te dispones a comprar esos zapatos en un sitio malicioso. Las herramientas digitales te servirán también para comprobar cuándo ha sido creado el dominio. Si la fecha es diferente a la que aparece en la web, ¡blanco y en botella!
Los trucos anteriores te ofrecerán señales inequívocas. Eso sí, si aún necesitas cerciorarte, acércate a las redes sociales. Pulsar la opinión de otros clientes te será muy sencillo por esta vía. Es cierto que algunos comentarios son igual de reales que tu color de pelo, pero has de saber que las páginas confiables cuentan con numerosas interacciones entre empresa y usuarios.
Por lo tanto, sospecha si no encuentras ninguna impresión de la web en cuestión. No digamos si no paras de toparte con críticas devastadoras. En cualquiera de estos casos, pon pies en polvorosa, ¡que hay muchas otras tiendas digitales que tienen ese collar que buscas para tu perro!
Recuerda: emplear un tiempo en buscar información sobre una tienda en Internet resulta fundamental para no ser víctima de un fraude. Más vale ser previsor que escuchar a tu madre pronunciar otra vez el dichoso «te lo dije».
También te va a interesar:
¿Salir de compras como sustitutivo del sexo?
© Sociedad Española de Radio Difusión, S.L.U.
© Sociedad Española de Radiodifusión realiza una reserva expresa de las reproducciones y usos de las obras y otras prestaciones accesibles desde este sitio web a medios de lectura mecánica u otros medios que resulten adecuados a tal fin de conformidad con el artículo 67.3 del Real Decreto-ley 24/2021, de 2 de noviembre.