Desde siempre hemos sabido que el ejercicio nos permitiría gozar de un mejor estado de salud, lo que repercute en que podemos vivir más gracias a él. ¿Quieres saber la fórmula secreta? ¿Quieres conocer la cantidad del ejercicio que tienes que hacer para ver cómo tus nietos se gradúan? Pues venga, saca papel y boli.
Así de sencillo. Ahora, no te vayas a creer que si haces 1 hora en lugar de 30 minutos pasarás a Matusalén en edad y experiencia, no seas iluso. Pero sí, tras muchos estudios en los hábitos de vida de la población, se ha llegado a esta maravillosa conclusión que despegará nuestros traseros del sofá todas las tardes a la hora de El Secreto de Puente Viejo.
¿No has escuchado alguna vez que «quién mueve las piernas, mueve el corazón«? Pues a eso nos referimos. Cualquier actividad con un poco de intensidad que realicemos durante el día nos ayudará a reducir el riesgo de sufrir una cardiopatía a lo largo de nuestra vida. Pero, para ir un poco más allá, incluso te diremos que muchas de las muertes a causa de problemas del corazón se podrían haber evitado si esas personas hubieran prestado atención a este consejo.
No es necesario que te lo tomes muy en serio y ahora de repente corras maratones; un ejercicio moderado será suficiente. Basta con que adelantes al grupo de señoras de tu pueblo mientras hacen la «famosa ruta del colesterol» ya que, aunque no te lo creas, ellas también están contribuyendo a la mejora de su salud cardiovascular con sus paseos rutinarios, porque otra cosa no, pero constantes son.
Cálzate tus deportivas, ponte la ropa más fluorescente que tengas por casa y empieza a hacer series de andar rápido y correr, intentando que la segunda intensidad dure más tiempo que la primera. Si esto lo practicas a diario te darás cuenta de que al final tu cuerpo te pide correr más que andar. Ya lo tienes, ya puedes decir que eres runner.
Seguro que pierdes mucho tiempo hablando con la gente de allí, así que no te vayas a la media hora porque creas que ya ha aumentado suficientemente tu esperanza de vida. Alárgalo un poco, te sentirás mucho mejor cuando llegues a tu casa (y cuando revises los selfies que te has tomado en el espejo del gimnasio, que nos conocemos).
Esto lo hemos escuchado muchas veces, y os creemos. Pero si no tienes ni un minuto para ponerte el chándal o no tienes con quién dejar a los niños, puedes ir al supermercado andando y subir a casa por las escaleras en lugar de coger el ascensor… Fácil, ¿verdad?
Esto es tan sencillo como tú te propongas, así que deja de pensártelo y planifica tu semana para que puedas llegar a todo. Tu cuerpo, tu mente y tu corazón te lo agradecerán.
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