Seguro que las has sufrido o alguien de tu alrededor tiene una gran tendencia a ellas. No toda la población es capaz de sentir ese tipo de nervios cuando alguien toca cierta parte del cuerpo, algo que se empieza a notar tan solo con que alguien se acerque a esa parte. Los hay que las tienen en los pies, en la cintura, en las axilas o en la tripa. Sea como fuere, seguro que si eres uno de ellos, te has visto en alguna ocasión huyendo como loco para no caer en ellas.
Si ahora mismo te plantean unir las cosquillas con una sesión de placer sexual, seguramente harás cara de extrañación. ¿Por qué? ¿Unir el placer con algo que me pone extremadamente nervioso? Funciona, está probado, y tú también deberías sucumbir a ello.
Al leer el titular te habrás acordado de tu tío clavándote los dedos en las costillas o en la rodilla intentando que te retorcieras de la risa, y ahora mismo has imaginado a tu pareja haciendo lo mismo…algo que no te pone en absoluto, lo entendemos. Pero no nos referimos a ese tipo de cosquillas, sino a unas cosquillas mucho menos forzadas, más suaves, que se intentan recrear en cada parte de tu cuerpo para que puedas disfrutar de ellas y de ese momento.
Al igual que muchas cosas que nombramos a diario, las nombradas como cosquillas eróticas o cosquillas del sexo, tienen un nombre mucho más sensual y técnico: el tickling. Borra la imagen de tu tío o tu padre haciéndote llorar de la risa y sudando cual jugador de rugby mientras te mataban a cosquillas y piensa en tu pareja. Ambos, relajados en el sofá o en la cama, acariciando cada parte de vuestro cuerpo con elementos poco convencionales en el día a día.
Sí, existen diferentes formas, y una de ellas es la pluma que hemos visto en tantas películas (y todas no tenían por qué ser eróticas), ya que con ella se va recorriendo, poco a poco, la totalidad del cuerpo de la persona con la que estemos compartiendo ese momento de placer. Imagina ir viendo los puntos que más excitación le causan, si ríe, si se relaja o si quiere más.
Pero no están solo las clásicas plumas enormes para hacer cosquillas de este tipo, sino que se pueden incorporar elementos que utilizaríamos en otras ocasiones, como, por ejemplo, un vibrador. Es posible que tengas en casa vibradores de diferentes formas, desde los sexuales hasta los relajantes, pero eso poco importa. Coge uno de ellos y ponlo a trabajar, paseándolo por las diferentes partes del cuerpo de esa persona a la que tanto quieres. Esto es menos delicado que las plumas, y seguramente le hará retorcerse de risa en más de uno de los paseos que estarás dando por su cuerpo, pero…¿no es divertido esto antes de una buena sesión de sexo?
A veces, lo que nos provoca más cosquillas son los cambios de temperatura o las texturas que ni esperábamos, así que os proponemos algo diferente. ¿Conocéis esas velas cuya cera caliente podéis echaros por encima y lamer? Tapa los ojos de tu pareja y dile que tienes preparado algo especial. De una forma muy delicada, reparte esta cera por su cuerpo, seguro que la excitación va en aumento a medida que hagas desaparecer la mezcla con tu lengua.
Miles de ideas rondan tu mente en estos momentos. Estamos seguros de que, a partir de ahora, las cosquillas formarán parte de vuestros juegos sexuales…¿no os hace gracia?
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