A menudo encuentras en tu vida infinidad de objetos para los que te es imposible recordar su nombre o incluso alguna cosa que nunca has llegado a saber cómo se llama y te hace acudir a Wikipedia.
Normalmente, cuando te ocurre esto, y se trata de elementos cotidianos, terminas por recurrir a alguna palabra comodín como puede ser ‘chisme’.
Utilizas entonces frases como «Paco, pásame el chisme», por lo que Paco, que no sabe a qué te refieres, termina por volverse loco buscando y preguntando que qué chisme, mientras busca y rebusca mil cosas en la dirección aproximada en la que señalas, ofreciéndote los objetos más variados hasta que te levantas y lo coges tú mismo.
Algunos de estos objetos suelen ser comunes. Otros eran habituales en cualquier casa hace años y los seguimos encontrando por ahí, heredados de la abuela. Y otros nos resultan totalmente desconocidos.
De nuestro vocabulario se escapan las cosas más cotidianas y otras las confundimos.
Estas llaves son un quebradero de cabeza típico, ya que si no eres un verdadero fanático de los arreglos caseros, el bricolaje o el montaje de muebles comprados para hacer tú mismo, te resulta imposible diferenciar una llave fija de una de tubo, una carraca o una llave de vaso. No digamos si Paco te pide que le pases una diez once.
Aunque es algo ya un poco en desuso, antiguamente no podía faltar el costurero en casa. Si eres de los que todavía lo tienen y estás harto de pincharte cada vez que buscas algo, seguramente recordarás que tu madre o tu abuela tenían unos pequeños almohadones con los alfileres y agujas clavados. Desde entonces, te hiciste con uno y te ha salvado algún dedo. Eso que tu llamas cojín o alfiletero, también se llama acerico.
Si eres de los que mordisquea los lápices y los bolígrafos, puede que alguna vez hayas llegado a morder esta curiosa pieza y aplastarla entre los dientes dándole múltiples formas, sobre todo si has tenido que realizar algún examen como el test para el carné de conducir. La virola es la pieza metálica que sujeta la goma al lápiz.
También hay objetos que nunca sabrías cómo se llaman por mucho que lo intentes, aunque estén presentes en tu vida.
Normalmente, cuando vas al médico por algún problema de tensión o mareos, le describirás que a veces ves puntitos flotando por delante de tus ojos al cerrarlos. Esto también se puede producir por frotar los párpados con fuerza, lo que hace aparecer estas manchas luminosas que se llaman fosfenos.
Ahora ya no te pintas las uñas de cualquier forma. Si eres de las que le gusta cuidarse y variar, seguro que prestas una especial atención a las uñas. Si vas a que te las hagan, pedirás uñas francesas, o algún tipo de decoración tan a la moda actual. Sin embargo, pocas veces dirás que te dejen la lúnula sin pintar o que lo hagan en otro color. Esto último es algo muy frecuente, ya que la lúnula no es otra cosa que la base blanca de la uña.
Guedeja
Siguiendo con la estética, cuando nos referimos a alguien que lleva el pelo largo y descuidado, solemos llamarlo greñas. Hay quien lleva largas guedejas. La guedeja es una caballera larga, como la melena de un león. La locución ‘tener algo por la guedeja’, quiere decir, no dejar escapar la ocasión de lograrlo. Así que ya sabes, coge tu vocabulario por la guedeja y enriquécelo.
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