Tras la lluvia de las últimas semanas, ¡atchís!, la verdad es que, ¡atchís!, la alergia, ¡atchís!, va a ser la protagonista de la vida de miles de afectados por la misma. ¡Que no cunda el pánico! Antes de comprar esa oferta de una tonelada de pañuelos de papel por 3 euros y atiborrarte de antihistamínicos lee este artículo. A lo mejor, puedes paliar tan molestos síntomas con facilidad, pero no sabes cómo.
– Acude a un alergólogo de confianza que te aclare a qué eres alérgico/a exactamente. En muchas ocasiones, no es solo al polen o al polvo, puedes tener alergia a algo que desconoces, por lo que el primer paso es siempre confiar en el especialista.
– Si eres alérgico al polen no dejes de visitar las páginas web en las que se especifica el nivel de concentración de polen. Así podrás programar viajes y salidas con menores problemas.
– Si hace viento y el cielo está despejado lo pasarás peor de lo que piensas. Con el calor es complicado que te puedas proteger correctamente, por lo que se te recomienda que, si puedes, salgas lo menos posible.
– Controla el horario. Desde el amanecer hasta las 10 de la mañana el nivel de polen sube de forma considerable. Lo mismo sucede entre las 7 y las 10 de la noche. En ocasiones no podemos evitar salir, pero si te es posible, cambia tu rutina diaria para que no te expongas tanto a aquello que te provoca la alergia.
Este año va a ser especialmente duro y esta circunstancia puede provocar que tú mismo/a agraves los síntomas. ¿Cómo? Pues subiendo tu nivel de estrés y provocando que tu organismo reaccione de forma más violenta ante lo que es un trastorno autoinmune.
Aunque no lo creas, hacer yoga o aprender a meditar son actividades muy efectivas contra la alergia. Conseguir la paz mental es básico para convertir tu día a día en una experiencia más llevadera. Igualmente, cuando conozcas con exactitud, gracias al informe médico, aquellos árboles o plantas que te provocan alergia no dudes en localizarlas en tu ciudad. Si te es posible, no pases por esas calles. Cambia tu ruta habitual, más vale 5 minutos más que estar tosiendo durante horas.
Lleva siempre gafas de sol. Cuanto más amplias, mejor. No solo te protegerán del sol, también te ayudarán a evitar que tus ojos entren en contacto con el polvo, el polen o las sustancias que te provocan una irritación difícil de soportar.
No te olvides nunca de tu botella de agua. La hidratación es fundamental para que las mucosas y la garganta mantengan un nivel de humedad adecuado. La idea es evitar que cualquier alérgeno se quede en tu garganta.
Las gotas antihistamínicas siempre a mano. Como ya te habrá comentado tu médico, no es conveniente excederse en las dosis, pero en casos de urgencia no te quedará más remedio. Si no quieres abusar de este medicamento, hazte enjuagues con agua salada para limpiar correctamente las fosas nasales. Si te es posible, ve a la playa o a la piscina de forma habitual para lograr el mismo efecto.
Esperamos haberte ayudado a evitar que tu alergia se convierta en la triste protagonista de tu primavera. Todo sea porque dejes de estornudar, de tener los ojos rojos y de moquear como si fueras un grifo. A buen seguro, los consejos arriba mencionados se convertirán en parte de tu vida. Son tan sencillos como eficientes por lo que ¡mucho ánimo y a luchar contra tu alergia!
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