– No rodearte de personas que te recuerdan, precisamente, que dejes de pensar en él/ella. Familiares y amigos no dejarán de insistir. En todo momento se preocuparán de que salgas más cuando lo que te apetece es quedarte en casa. Su intención es buena, pero no ayuda.
– Acepta lo que ha sucedido. Solo así te será más sencillo convertir a esa persona en parte de tu pasado. Por más vuelta que le des, por más que te duela, no vas a poder arreglarlo. Sigue viviendo sin mirar atrás.
– No te comuniques con él/ella. Hay casos en los que los integrantes de una expareja mantienen una amistad. No ponemos en duda que pueda suceder, pero, en el fondo, no deja de convertirse en una prórroga del resentimiento y en una manera muy sencilla de conseguir que la otra parte siga controlando tu vida.
– Conoce a gente nueva. Es fundamental desprenderse también de las personas con las que solías salir junto a tu anterior pareja. Sigue adelante y apuesta por conocer a nuevas personas y por salir a lugares distintos.
– Haz lo que no podías hacer cuando estabas en pareja. Seguro que, como todos, renunciaste a algo, quizá tus gustos musicales o algunas de tus aficiones, para que la relación funcionara mejor. Vuelve a ser tú y a disfrutar de tu tiempo libre para que la vida te sea mucho más llevadera.
– Escribe en una lista lo que odiabas de esa persona. ¿Te ha faltado papel? ¿De veras te merecía la pena la relación? Llega a la conclusión que sea la mejor respuesta a esta última pregunta.
La respuesta es un rotundo sí, está claro, pero no queremos que malentiendas la pregunta. No es que no estemos de acuerdo con que hay personas a las que mejor no haber conocido nunca, sino que resulta imposible borrar una parte de tu pasado.
Seamos realistas, esa persona forma ya parte de tu vida. Aceptándolo conseguirás superarlo mucho antes. Es igual que si tu abuela te recuerda que cuando eras un bebé te llenabas de comida toda la ropa. No se puede hacer nada para cambiar eso. Lo que sí se puede es aceptarlo, meter a esa persona en el cajón de los malos recuerdos y seguir bebiéndose la vida a tragos.
No has de pasar por alto que existe un luto psicológico que dura aproximadamente 3 años. Esto no significa que te tienes que meter en tu casa a llorar sino que tu cuerpo irá adaptándose a una nueva realidad poco a poco. Una última idea, la vida es como un viaje en una montaña rusa. Solo tú, por más acompañado/a que vayas, experimenta sensaciones distintas al subir, al bajar o al coger una curva más brusca de lo normal. Lo que digan los demás es su propia experiencia. Lo importante es que no te bajes nunca de la atracción y que sigas tu viaje con alegría y con ganas de ver qué te espera en el futuro. ¡Ánimo!
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