Aparece el genio de la lámpara y puedes pedir tres deseos. No lo dice la ciencia, pero nuestro sexto sentido lo tiene claro: al menos uno de ellos estará relacionado con la operación bikini. Y es que, aunque junio no está a la vuelta de la esquina, sientes que se te echa encima. «Tengo que ponerme las pilas ya», te repites con el puño en alto, poniendo a Dios por testigo y divisando el sexto mes del año en el horizonte.
Quieres ser más previsor que en años anteriores, aquellos en los que el verano te pillaba con un bocata de calamares en una mano y una palmera de chocolate en la otra. Con ese propósito, te fundes el sueldo en la ropa deportiva que llevan las famosas que sigues en Instagram. Te atas esas zapatillas que aún no habías estrenado, te subes a la elíptica ¡y a sudar de lo lindo!
Llegar a la luna fue un gran paso para la humanidad, casi, casi tan sorprendente como que tú te hayas apuntado al gimnasio. Sí, ese que no pisabas desde que la señorita Pili te suspendió por no alcanzar las diez flexiones en un minuto. Desde luego, es para quitarse el sombrero. De entrada, te mereces un diploma olímpico, por tu voluntad.
Ahora bien, seguro que con los mismos ingredientes, tu madre prepara una tortilla mucho más jugosa que la tuya, ¿verdad? Pues con el deporte pasa lo mismo. Quizá dispongas de los cacharros más sofisticados para ejercitarte. Tal vez corras un maratón por la mañana, te cuelgues el dorsal en un triatlón por la tarde y levantes pesas hasta la madrugada. Eso sí, como no pongas en práctica ese plan de adelgazamiento de la manera correcta, ¡adiós objetivos!
La clave no reside en echar más horas en el gimnasio y dejar las gominolas. A ver, haces bien en eliminar las chucherías de tu dieta, no vamos a alentarte a que desayunes ganchitos cada mañana. Pero el secreto es más sencillo de lo que crees. Despejamos la incógnita: la clave está en el descanso.
Ni se te pasaba por la cabeza que acomodarte en el sofá te iba a ayudar a efectuar una operación bikini con éxito, ¿verdad? Pues si esta es la técnica que emplea Elsa Pataki para lucir esa excelente figura, está más que justificada, ¿no crees?
Aquellos que pasean su cuerpo envidiable por la playa en pleno agosto duermen las ocho horas recomendables. El reposo adecuado repercute positivamente en tus metas, ya que tu organismo repone las energías que necesitas para continuar entrenando. Si trasnochas demasiado o el estrés propicia que estés en vela, el efecto podría ser el contrario.
En este caso, los expertos aseguran que se incrementará tu resistencia a la insulina y tu organismo no procesará los carbohidratos de la forma más adecuada. Los niveles de serotonina, la hormona que regula tu hambre, disminuirán. Por tanto, no solo no desaparecerá tu michelín, sino que crecerá.
Por otro lado, también deberás tomarte un descanso en tu plan de ejercicios. Emplearte a fondo cada jornada es contraproducente. Concédete un respiro tres días a la semana. De esta manera, acelerarás el metabolismo, recuperarás los músculos y podrás ir aumentando la intensidad progresivamente.
En definitiva, volverse locos no es una buena forma de perder peso de cara al verano. No sometas a una dictadura a tu cuerpo. Tu organismo necesita descanso para luchar por tus objetivos. Si quieres que esta vez tu operación bikini resulte exitosa, ¡descansa!
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