Llega el verano y todos queremos lucir nuestro mejor aspecto, la piel más morena, más tersa, y nuestros dientes más blancos, para que hagan un contraste perfecto con el tono bronceado de nuestra piel. Por ello, desde hace unas semanas no dejamos de ver en nuestras redes sociales cómo nos intentan convencer de los poderes del carbón activo.
Lo que vemos en las pantallas de nuestros dispositivos conectados a la Red es a personas frente a la cámara limpiándose los dientes con este carbón y un cepillo convencional. «¡Si los tienes negros!», decimos todos, pero no, una vez escupen esa masa negra y se enjuagan unas cuantas veces la boca, vemos de repente una dentadura completamente blanca, capaz incluso de deslumbrarnos. Y claro, la queremos.
Si estabas como loco buscando cómo y dónde adquirir este elemento, te recomendamos que frenes, y que leas primero las indicaciones de los dentistas frente al nuevo invento de la temporada, y es que no es oro todo lo que reluce y, aunque reluzca tu dentadura, no significará que tienes mejor materia prima
El carbón negro lo que hará será terminar con parte del pH de tu boca, aquello que hace que esté totalmente equilibrado y todo funcione, incluso que las bacterias desaparezcan. Así que deja de pensar que ese tono blanco imposible es lo más sano, porque no es así, a menos que sea totalmente natural, de modo que avisa al dentista de tu barrio para que te prepare un blanqueamiento sano, y olvídate de hacer pedidos extraños por la web.
Como entendemos esas ansias por los dientes blancos e incluso las compartimos, te vamos a ofrecer varias alternativas a este carbón que puede resultar tan nocivo. Prueba a frotarte los dientes con fresas abiertas o incluso cerezas (al principio los dientes quedan rojizos, pero luego se elimina ese color, igual que pasa con el negro del carbón, pero en bueno), lávate los dientes tres veces al día o siempre que termines de comer, realízate frecuentemente limpiezas bucales en el dentista, prueba con algún blanqueamiento que te recomienden los especialistas y, sobre todo, sonríe mucho, que eso hace que tus dientes y tu cara brillen como nunca. Por cierto, el carbón también se ha puesto de moda para las mascarillas.
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