Que si una caña con limón con la tapa del mediodía, que si una copa de vino para acompañar ese maravilloso chuletón… Y, por supuesto, que no falte la cervecita al salir de entrenar. Así, sin darte cuenta, ingieres alcohol a diario. Y eso, sin contar con el vermú de los domingos. Por no hablar de los sábados (contados, eso sí) que decides quemar la noche.
Sabes de sobra que no te hace ningún bien. De hecho, no dejas de exclamar: «¡En qué hora…!» cada vez que se apodera de ti ese insoportable dolor de cabeza. Aun así, tropiezas cada dos por tres en la misma piedra. Vamos, que contigo no se cumple aquello de «la letra con sangre entra». Quizá necesites averiguar qué le sucedería a tu cuerpo si te despides del alcohol. Y no solo a tu cuerpo…
Mandar a paseo al aguardiente y compañía y dejar de contar ovejitas son acciones que se sucederán de manera instantánea. Lo prometemos: dormirás como un bebé. Y de un tirón, como cuando tenías quince años. Recuerdas esa sensación con la misma nostalgia que cuando piensas en tu primer amor. Y no es para menos, el sueño placentero se antoja primordial para rendir.
Esas ocho horas de descanso de calidad son reparadoras. Tu mente se convertirá en una de las beneficiadas. Se acabó comerte la cabeza por cualquier tontería. Notarás cómo el positivismo se apodera de ti, afrontando cada uno de tus cometidos con energía. Porque, recuerda, todo está en la mente.
Con la ingesta de alcohol, las digestiones se vuelven más lentas y pesadas. Esto no solo influye en ese sentimiento de malestar que experimenta tu cuerpo. El estrés, el mal humor o la desgana se instalarán de manera permanente si no haces algo para remediarlo. ¿A qué estás esperando?
El alcohol no le hace ningún favor a tu rostro. Su hidratación deja mucho que desear desde que estableciste como costumbre regalar a tu estómago un orujo después de cada comida (y haces hasta cinco diarias). Haciéndole la peineta a tu chupito predilecto comprobarás que, en realidad, el aspecto original de tu piel era de porcelana.
Ya lo has escuchado en numerosas ocasiones. Es uno de los peor parados en esta afición que en algunos casos se convierte en un verdadero problema. Estamos hablando de un órgano vital para el cuerpo, con lo que deberías tomártelo en serio.
Eres consciente de que estos caprichos nada saludables no repercuten de manera positiva en tu cartera. Prefieres hacer la vista gorda para no llevarte un disgusto. Pero… saca la calculadora, anda. Ver la cifra quizá sea lo que necesites para coger el toro por los cuernos.
No te vayas todavía porque aún hay más. Cortar por lo sano puede ser la clave para que, por fin, tu operación bikini anual resulte exitosa. El azúcar y el alcohol son amigos inseparables. Y sus lazos resultan todavía más estrechos cuando se trata de tu cóctel preferido, una auténtica bomba calórica. Sustituirlo por agua dará un respiro a tu báscula, y la medida de tu cintura dejará de tener tres dígitos.
Seguro que ya te has convencido de que abandonar esta práctica no te hará más que bien. Quizá eches de menos algunos momentos entre brindis, pero las sonrisas que te proporcionarán esos otros beneficios darán la vuelta a la tortilla.
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