Todo han sido éxitos desde entonces. Eso sí, quizá has vivido en la ignorancia, conociendo las luces en lugar de las sombras. Y, en este caso, parafraseando a Delibes, la sombra es alargada. Como no te gustan las medias tintas, allá va: tu barba tiene tantas bacterias como un retrete. No es un ataque gratuito, sino la conclusión a la que ha llegado la ciencia.
Acapara todas las miradas y está mejor cuidada que las plantas de tu madre. ¿Cómo no vas a romper corazones con tu barba? Pero tus compañeras de trabajo no son las únicas que suspiran por ella. Y es que tu bigote y tu perilla son dos objetivos especialmente apetecibles para los gérmenes. La suciedad se adhiere al vello de tu rostro con más facilidad que a las caras afeitadas.
Hasta ahí todo parece lógico, ¿verdad? Lo más surrealista de todo es la clase de bacterias que hallaron los científicos encargados de resolver esta incógnita. Pondrás el grito en el cielo cuando lo sepas, así que lo mejor será que tomes asiento y respires con calma.
¿Escuchas esa música de película de suspense? Pues es el momento de descubrirlo: expertos de un laboratorio de Nuevo México (EE. UU.) encontraron en las barbas sometidas a estudio bacterias propias de las heces. Es decir, estos microorganismos no solo pululan por los intestinos, sino que campan a sus anchas por tu jeta. Mientras, profesionales de la Universidad Aston de Birmingham (Reino Unido) llegaron a la conclusión de que ese ejército dañino está formado por 20 000 minúsculos soldados. Sí, ya lo puedes decir: «tierra, trágame».
Ahora que ya sabes que tu cara puede ser la sede de un imperio de bacterias, una pregunta merodea por tu cabeza: ¿barba sí o barba no? La decisión es tuya. Si decides no abrir el cajón de la espuma y la cuchilla por el momento, debes atenerte a ciertos cuidados para evitar en la medida de lo posible este batallón bacteriano.
Utilizar un acondicionador de manera regular debe ser el primer mandamiento para todo aquel que desee mantener su barba frondosa. Además, debes tachar de tus manías un gesto: el de acariciarte continuamente el vello facial. No olvides que nuestras manos arrastran suciedad de todas partes, por lo que manosearte no te favorece. Considera también aplicarte colonia y jabón antibacteriano. ¡Toda prevención es poca!
Descuidar tu barba puede conducirte, además, a infecciones en tu tez. Hablamos de la foliculitis, la inflamación de esa parte de la piel que da crecimiento al pelo. Además, los entendidos aseguran que si no te llevas muy bien con la higiene, esto podría conducir a fiebres, diarreas, dolores intensos de estómago o náuseas. El panorama no es muy halagüeño, desde luego. ¿Te lo estás pensando mejor?
Es evidente que tu barba te hace más atractivo. Tanto que, como acabas de ver, hasta los gérmenes esperan encontrar acomodo en ella. Ahora que ya conoces quiénes son tus diminutos inquilinos, ¿les seguirás ofreciendo cobijo?
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