Queda Amaia Montero para rato
En plena gira de conciertos de Nacidos para creer, su último disco, y tras ser objeto de críticas por un desafortunado concierto que dio carnaza a los haters en redes sociales, Amaia Montero nos descoloca con un par de tuits que no presagian nada bueno:
Empezando a despedirme y empezando por el principio. pic.twitter.com/QTCBlGBc7V
— Amaia Montero (@AmaiaMontero) 4 de septiembre de 2018
The game is over.
— Amaia Montero (@AmaiaMontero) 4 de septiembre de 2018
Amaia se ha convertido en TT en tan solo unas horas y sus seguidores andan desconcertados.
Un verano convulso
Amaia Montero ha sorteado la polémica de los últimos meses con mucha entereza. A las críticas se han sumado grandes apoyos de compañeros de profesión como Manolo García
«¿Qué sucede? ¿Que una pifia, un error, una metedura de pata pesan más que tantas y tantas noches de entrega, de buenos conciertos?«.
Ahora, la cantante donostiarra ha compartido en Twitter estos dos mensajes que han provocado todo tipo de interpretaciones y cientos de mensajes que intentaban persuadir a la intérprete de su decisión.
En primer lugar publicó un primer mensaje que simplemente decía: «The game is over» («el juego se acabó», en inglés). Poco tiempo más tarde llegaba la portada de uno de sus discos de platino con La Oreja de Van Gogh que acompañaba con el texto: «Empezando a despedirme y empezando por el principio».
Confesiones en Dial Tal Cual
El pasado 28 de Junio, Amaia Montero acudía al programa de Rafa Cano, Dial Tal Cual. Allí, Amaia no rehuyó las preguntas de nuestro compañero y al ser cuestionada por la reciente polémica del concierto , acertó a responder: “Por encima de la artista está la persona”
Aquí tienes el vídeo de la entrevista que realizó Amaia Montero en Dial Tal Cual
Nacidos para creer
Nacidos para creer, su último disco, es en palabras de Benjamin Prado, lo más parecido a un desnudo emocional. Así lo describe el poeta, gran amigo de la cantante, que ha participado en la creación conjunta de las letras de varios temas.
“Una confesión sin abogados, líneas rojas o direcciones prohibidas, hecha a cara descubierta, con las cartas boca arriba y las manos sobre la mesa”, matiza Prado, porque “hay cosas que sólo se pueden decir en una canción y Amaia Montero quería que todas las de Nacidos para creer fueran de esa clase”.
