Luke Hanoman, de 28 años y padre de dos hijos, casi fallece por una sepsis. Hanoman comenzó a sentirse raro después de morder la piel de una de sus uñas. Durante una semana, el joven luchó aparentemente contra los síntomas de la gripe, sin darse cuenta de que una infección se estaba extendiendo a través de su sangre.
Tras ver que no se recuperaba, acudió al médico y tuvo que estar cuatro días bajo observación constante. Por suerte ha conseguido sobrevivir.
¡No hay que morderse las uñas atrevidos!
¡Escucha aquí a Patricia Imaz!