El estudio microbiológico de los organismos que viven en nuestro cuerpo es algo muy nuevo y existe una fiebre al respecto. Las enfermedades, estado de ánimo, así como pasar por cualquier otro aspecto relacionado con la salud apuntan a que el microbioma es el principal culpable.
Sin duda, el abdomen es una de las zonas de nuestro cuerpo que más rápido va a responder a los hábitos alimenticios, tanto para bien como para mal. Comenzar a eliminar el chicle, bebidas carbonatadas o el alcohol ya nos muestran de inmediato cambios que son visibles.
La cafeína se concibe como un producto diurético y provoca normalmente deshidratación en el intestino de forma lenta, llegando a causar bloqueos. Por lo tanto, si evitamos la cafeína conseguiremos que la hinchazón sea mucho menor.
Es importante evitar el azúcar en nuestra dieta porque cuando la insulina se mantiene en niveles bajos y el glucagón está alto conseguimos combatir el vientre hinchado. El autor del libro «The Belly Fat Cure» nos dice que cuanto más azúcar se consume más alta se mantiene dicha hormona.
Dependiendo de la sal que utilicemos podemos percibir que nuestro abdomen está más o menos inflamado. La sal natural baja en sodio marca la diferencia. Por lo tanto, también hay que prestar atención a los alimentos salados que consumimos porque, por ejemplo, la salsa de soja causa muchas flatulencias.
Es recomendable incluir proteínas en la dieta en la denominada hora mágica. Entre las 15 y 16 horas se puede comer un trozo de queso, almendras o una barrita de cereales. Este momento es clave para estimular el metabolismo y equilibrar el nivel de azúcar de la sangre.
Si el nivel es bajo podrás mantener más baja la insulina, que realmente es la que almacena la grasa en nuestro abdomen. Además, se recomienda comer cada cinco o seis horas para mantener en orden el azúcar en la sangre.
Una buena postura te hará lucir varios kilos más delgada. Los expertos aconsejan incluso realizar ejercicios de Pilates para estirar el abdomen y los muslos, que junto con las inspiraciones que se realizan se trata de juntar el abdomen con la espina dorsal mientras se va tomando el aire.
No solo hay que comer bien y hacer deporte sino que además es bueno dormir lo suficiente. Normalmente, el insomnio nos va a provocar subidas de estrés porque el cortisol se asocia a la ganancia de peso. Los estudios dicen que los adultos que duermen entre 5 y 6 horas cada noche tienden a aumentar un 35 % sus probabilidades de ganar hasta cinco kilos en un año.