«Sí» es un término más bonito que «no». «Posible» implica esperanza, totalmente perdida si le añades el prefijo «im». El concepto «positivo» se ilustra con una sonrisa; el gesto de la boca torna hacia abajo, representando un pensamiento «negativo». Solemos decir que una imagen vale más que mil palabras, pero eso no es del todo justo. Y es que las palabras tienen tanto poder que incluso nos pueden conducir a la felicidad.
¿Cómo? Siendo más recurrentes que el emoji de la carcajada de Whatsapp, repitiéndonos una y otra vez frasecitas de las que poníamos en nuestra carpeta del instituto. Pero ¿qué más da si resultan un tanto ridículas? Lo importante es el efecto que producen en nosotros, ¿no crees? ¡Que fluya lo cursi!
Pueden parecer una absoluta tontería pero está más que demostrado el efecto que estas frases (a veces realmente tontas, otras tantas incluso ridículas) tienen en aquellas personas que están sufriendo un bache sentimental o se encuentran bajas de moral o autoestima. No te creas que esto es una secta, simplemente prueba a pronunciarlas, como si de una fórmula de brujería se tratara (pero, en este caso, para hacer el bien, por supuesto). Seguro que te ayudan a acercarte un poco más a la felicidad.
Eres tan versátil que, si algo falla, pasarás a la siguiente pantalla sin inmutarte. En ocasiones, en las segundas opciones encontramos lo que realmente buscábamos.
Respirar, esa pizza de cuatro quesos, el nuevo disco de tu grupo de cabecera, esos pantalones que te sientan de lujo, la mirada tierna de tu perro… La fusión de esas pequeñas cosas multiplicará tu sonrisa.
Tu cerebro es tu peor enemigo. Si eres tú mismo el que echa tierra a los obstáculos, apaga y vámonos. No le des tantas vueltas al tarro. Cuando no somos conscientes de que algo resulta imposible, lo hacemos.
Enfatiza esta cita con esta célebre canción «El sol brillará mañana, que te apuestas tú a que mañana…«. La música resulta terapéutica.
Deshazte ya mismo de esa sombra negra y alargada que te acompaña en cada movimiento. El temor no parece un buen compañero de viaje.
Tú eres el verdadero protagonista, con lo cual, cada decisión en tu vida pasa necesariamente por ti. Eres el que maneja los hilos de tu historia. No la pongas en manos de nadie, por favor.
Enmienda los errores que pudiste cometer ayer y darás un pasito más hacia tu meta. No te conformes con lo que necesites, batalla por aquello que deseas.
Por supuesto. De hecho, recibir el beneplácito de según qué personas debería incomodarte. No pienses en el resto. Repetimos: encabezas la cola. El primero eres tú.
Y la negativa lo vuelve más lento. ¿En qué grupo prefieres estar? Decídete. Contribuye a tu evolución y a la de tu entorno con una actitud práctica.
Si quieres, puedes. Demostrado.
Cada una de estas diez citas te subirá el ánimo si te adhieres a ella con contundencia. Este decálogo se convertirá en tus diez mandamientos, tus tablas de la ley, de tus propias leyes. Te mereces ser feliz.
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