Tenemos asumido que la alimentación afecta a nuestra forma o capacidad física, pero lo que no sabemos es que lo que comemos es tan importante que, a la larga, repercute en la salud de nuestro cerebro. Este órgano consume hasta un 30% de las calorías que ingerimos a lo largo del día. Por ello, es importante que en nuestra dieta haya alimentos que contengan grasas saludables como el omega tres que encontramos en el pescado azul y los frutos secos como las nueces.
No quiere decir que debes convertirte en el nuevo Usain Bolt, pero sí es importante mantener una rutina con la que estemos activos. Ya sea salir a pasear o series de ejercicios en casa para los que no encuentran tiempo, pero es una actividad importante para mantener activo nuestro cerebro. Además, previene enfermedades como el Alzheimer o el Párkinson.
Si se lleva una rutina de ejercicio, dormir no será un problema, ya que nuestro cerebro ha trabajado y físicamente estamos tan cansados que no tardaremos en pegar ojo. Descansar es fundamental para el cerebro, que aprovecha esa tregua que le damos para organizar mejor los recuerdos y almacenar información. Esto solo podrá hacerlo si estamos descansando las horas necesarias, que deberían ser al menos 8 horas. En los más jóvenes el neuropsicólogo Álvaro Bilbao recomienda hasta 10 horas para poder rendir en las actividades lectivas.
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