Pues sí, ha llegado la hora de despedir esos mitos para poder disfrutar del sexo sin complejos. Un asunto nada baladí y que debe comenzar con uno de las peores desmitificaciones. Vayamos al grano: El tamaño del pene sí importa. Y no pasa nada, pero importa. Un lamentable asunto cuando es cierto que al igual que pasa con la familia, a veces no se puede elegir. Otras sí, según se mire.
Pero a lo que vamos: La afirmación que aseguraba lo contrario probablemente se deba a un acto de generosidad prolongado en el tiempo, pero que no cunda el pánico. Importa sí, porque este asunto del tamaño siempre puede ser contrarrestado con la habilidad.
Otro de los mitos afecta a la masturbación. Un placer parece, según quien opine, reservado únicamente para los hombres. Disfrutar a solas de la sexualidad es cosa de hombres y de mujeres. La causa de esta falsedad no es otra que el extendido pudor de la mujer por reconocer esta circunstancia.
Tal vez la educación ha influido en convertirlo en un tema tabú en el caso femenino, cuando lo cierto es que los sexólogos coinciden en que la masturbación es una forma genial de exploración individual. Conocerse mejor a uno mismo para luego disfrutar en compañía.
Para ser virgen no es cierto que una mujer tenga que tener el himen intacto. Tratándose de un músculo, este puede ser susceptible de sufrir daños por caídas, deportes, movimientos bruscos y por un sinfín de motivos incluso a edades tempranas. Digamos que la virginidad es una situación más que una circunstancia física.
La falta de educación sexual y los condicionantes especialmente religiosos, han sobredimensionado este asunto hasta el punto de convertirlo en una pesada losa a determinadas edades. La virginidad ni aumenta el valor ni lo quita. La virginidad es el estado de una persona hasta que no tiene su primera relación sexual. Ni más, ni menos. Eso de que el buen paño en el arca se vende esta un poco antigüillo, ¿no?
Eso de no poder tener relaciones durante la menstruación es más de lo mismo. Por poder se puede, otra cosa es que no se quiera. Atentos los escrupulosos y los no tanto. Argumentos para todos.
… Pero que no todos alcanzan; y no pasa nada si no se logra, porque eso de que sin orgasmo no hay sexo es rotundamente falso. Los juegos que no se concluyen incluso de manera voluntaria son satisfactorios. No siempre el orgasmo tiene que ser el fin a conseguir.
Los orgasmos tampoco entienden de intensidad por géneros. No es cierto que los orgasmos masculinos sean más intensos que los femeninos. De la misma manera que en el caso de las mujeres no los hay clitoriales o vaginales. Los hay o no los hay, las técnicas de consecución desde luego no los diferencian.
El alcohol no es estimulante. Pobre si eres de los que se beben los copazos de dos en dos para atreverse con el sexo. Cuando llegue el momento sabrás de algo que no es un mito y que se llama gatillazo, con toda probabilidad. Beber no es buena idea cuando de una noche de sexo se trata.