Existen dos tipos de padres: aquellos que se pasan el día agobiados porque su hijo aún no ha aprendido ciertas cosas y los despreocupados que dicen “ya lo hará”.
A mitad de camino está la postura razonable, llamada por los educadores la evolutiva, en la que el niño debe aprender determinadas cosas en un paréntesis de tiempo. Algunos aprenden a hacerlo al principio de la etapa y otros al final. No hay que preocuparse si entra dentro del periodo de tiempo.
Para aquellos padres que piensan “déjalo para cuando crezca”, reitero que hay una edad para cada aprendizaje. Si el niño no lo aprende en ese momento, lo puede hacer a posteriori, pero va a ser más complicado.
Un ejemplo sería el niño que habla tarde. Si no lo estimulamos empezará a leer y a escribir tarde también. De este modo también el rendimiento escolar será más bajo que el de otros compañeros.
Por ello hay un periodo en el que el niño debe aprender a aprender. Es decir, si como sentado con un hábito correcto, mastico bien, trago y lo hago todo en el periodo que me toca, aprendo a afrontar cualquier cosa que me toque después.
Tras aprender este tipo de cosas más básicas, luego aprenden a afrontar los miedos.
De mayores todos nos vamos a adaptar a hacer las cosas de determinada manera. El cómo es importante. No es lo mismo aquel que ha esperado a que el tiempo le resuelva el problema, a aquel al que le han enseñado los pasos.
Con esta última opción, le enseñamos a los peques que tengan la dificultad que tengan existe un esquema para solucionarla. Le enseñamos a aprender aquello que ellos quieran aprender el día de mañana.
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