¿Cómo un partido de fútbol infantil puede terminar en una violenta pelea entre padres? Aunque parezca mentira, este hecho ha tenido lugar en Mallorca y es mucho más habitual de lo que creemos.Los medios se han hecho eco de la noticia, ¡y no es para menos! El propio presidente del equipo ha pedido que se retire de la competición, aunque siga jugando de manera amistosa los partidos, para ver si así se dan cuenta los padres de su comportamiento.
Nuestra experta en psicología infantil, Rocío Ramos-Paul, comparte su punto de vista sobre este polémico tema.
Rocío Ramos-Paul aconseja a los padres cómo actuar en un partido:
Desgraciadamente este caso es muy frecuente. Los padres llegan a una ira terrible, siendo el detonante un partido de fútbol de sus hijos. Hay que subrayar este hecho. Les da igual que haya menores de por medio.
Es importante decir que se trata de una minoría quienes acaban a guantazos, pero desgraciadamente ya dan una imagen a los niños. Le están dando la imagen de que si pierden lo que tienen que hacer es agredir al que tienen delante.
Lo que tenemos que analizar es qué se hace en estos casos. La decisión que ha tomado el presidente del equipo me parece una decisión interesante. Estoy a favor de ella. Es más, prohibiría la entrada de estos padres al campo, permitiendo jugar a sus hijos.
Es una pena que el comportamiento de los padres haya conseguido que los hijos no puedan competir. Lo siento por los chavales, pero así ellos también ven un mensaje claro sobre lo que ha ocurrido.
El padre que es capaz de pelearse en el campo, no lo es de dar un mensaje claro sobre que la violencia no es una opción a la hora de resolver conflictos.
Si pudiese ir más allá, les recomendaría algún tipo de mediador que les enseñara a negociar y no acabar los conflictos a golpes. Eso es lo que se transmite a los niños y niñas y no es normal.
La impresión que tengan los niños del conflicto dependerá de cada uno. Ojalá el hijo del padre agresor no repita el esquema y sea capaz de hacer una crítica como consecuencia del castigo que han recibido.
Por otro lado, los chavales que hayan visto a sus padres avergonzados y horrorizados por la situación, entenderán más fácilmente que esa no es la manera de resolver ningún conflicto.
La competitividad es muy sana siempre y cuando sepamos llevarla a cabo. Pero se nos olvida que todos deben jugar, que lo más importante es la capacidad de trabajar en equipo y aquel que sea muy bueno que juegue en otro sitio.
¡Escucha aquí los consejos de Supernanny! (21.03.2017) Y cada semana, no te los pierdas en Atrévete.
