El problema es que aún habrá un padre que diga que esto está bien. Hemos hablado alguna vez del perfil del padre coach, que aunque no tiene que llegar a las manos tiene similitudes con los hombres que se han pegado.
Este padre, animando a su hijo a ganar todo el rato durante el partido, va subiendo el tono. Llega un momento en que este padre se convierte en entrenador, en el árbitro, en aficionado y si te apuras hasta en jugador. Muchas veces les echan bronca a sus hijos si no ganan.
¿Cuál es el problema? Que hablamos de un deporte que tiene que tener un contenido inminentemente lúdico, aunque competitivo. La competitividad está bien y hay que trabajarla en equipo. Pero esto se traduce en muy poco tiempo en agresividad pura y dura.
Pero si el padre se muestra de esta manera está dando un mal ejemplo a sus hijos de cómo acudir a ver un partido. Con este comportamiento es normal que en el partido de turno se rompan papeleras y mobiliario y tenga que intervenir la policía. No hay un castigo.
Una vez que los hijos vean el castigo que se les impone a sus padres, entenderán las consecuencias de comportarse de este modo.
¡Escucha aquí los consejos de Supernanny! (17.01.2017) Y cada semana, no te los pierdas en Atrévete.
Otros temas que pueden interesarte:
A mi nieta de cinco años le hacen el vacío; Supernanny tiene la solución
¿Cómo quitar el miedo de los niños al médico? ¡Consejos de Supernanny!