Los suplementos con triptófano y magnesio favorecen la reducción del estrés
¿Cuántas horas deberíamos dormir para mejorar nuestra calidad de vida? Los expertos en higiene del sueño aseguran que el descanso nocturno mejora el funcionamiento cognitivo y psicosocial, convirtiéndose en un recurso para proteger nuestra salud si conseguimos dormir entre siete y ocho horas diarias. Con motivo del Día Internacional del Sueño, que se celebra cada 17 de marzo, este año se ha planteado el lema “Dormir profundamente nutre la vida” que recomienda el sueño profundo como uno de los tres pilares de la buena salud, junto a una dieta equilibrada y ejercicio regular.
Las investigaciones recientes muestran que los españoles duermen significativamente mejor que en Reino Unido, Portugal y Alemania, pero podemos hacer más para prevenir el insomnio, como evitar determinados estimulantes a última hora de la jornada o consumir alimentos ricos en triptófano ─como las legumbres y la leche─, el aminoácido que estimula la serotonina y reduce el estrés. La Sociedad Española del Sueño también recomienda evitar el ejercicio físico justo antes de irse a dormir, las cenas picantes, especiadas o procesadas y la cafeína hasta seis horas antes de acostarse.
¨El binomio alimentación-sueño marca, día a día, nuestro estado anímico, bienestar físico y rendimiento laboral. Pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo y cerca de 10 años comiendo, por lo que merece la pena adoptar una rutina que eduque nuestro descanso y nuestro sistema digestivo, apostando por la calidad de vida, la salud y la positividad¨, apunta Marta Gámez, directora técnica del Grupo NC Salud.
Por este motivo, desde Super Premium Diet, el servicio de asesoramiento nutricional en farmacias del Grupo NC Salud, señalan una serie de recomendaciones sobre los alimentos que favorecen o dificultan el sueño reparador.
Hábitos alimentarios para dormir mejor:
– Cenas ligeras con ingredientes que potencien la relajación mental, como infusiones o suplementos alimenticios naturales.
– Frutas y verduras que favorezcan el confort digestivo, como la papaya, alcachofa, piña, espárragos o calabacín.
– Leche, legumbres y frutos secos con alto contenido en triptófano. Si necesitamos un refuerzo en el estado de ánimo, los suplementos de triptófano enriquecidos con magnesio contribuyen al buen funcionamiento de nuestro sistema nervioso y función psicológica.
– Evitar las cenas copiosas, ricas en grasas, procesadas y especiadas en exceso. Los quesos curados, embutidos, salsas y frituras provocan digestiones lentas y acidez de estómago que impiden la buena calidad del sueño.
-Tampoco se debería incluir en la cena bebidas con alto contenido en estimulantes (como café, refrescos de cola y o té) ni azucaradas.
Además de estas recomendaciones relativas a la alimentación, los expertos recuerdan que no es aconsejable acostarse inmediatamente después de cenar, para evitar la subida del contenido ácido del estómago al esófago, que provoca ardores y náuseas. Niños y adultos deberían establecer un horario regular para cenar y dormir, siempre en un entorno tranquilo, para educar al organismo a demandar el descanso y los nutrientes necesarios para una vida equilibrada.
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